📖SETENTA Y CUATRO📖

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De alguna forma, no tan misteriosa, amanecí en mi habitación, perfectamente arropado, pero aún con el uniforme. Intenté hacer memoria de lo último que había escuchado de la conversación con mi madre, aunque inevitablemente terminaba volviendo a la sensación de haber tenido un extraño sueño del cual no estaba seguro de querer despertar. Así pues, cuando al fin me decidí a que era hora de lavantarme, justo Levi llamo a la puerta encontrándome reflexionando mi existencia al borde de la cama.

-¿ya amaneció? - pregunto, en una especie de burla matutina por mi estado confuso.

-depende - respondí quitandome la chaqueta del colegio.

-tu madre dice que ya está el desayuno - comentó perfectamente consciente de que mi respuesta dependía del alimento más importante del día.

-¡buenos días! - salude dando un salto hacia la puerta.

Negó con la cabeza divertido y abrió un poco más la puerta para que yo pasara. Y en esta última acción, me alboroto el cabello.

-vamos, Koinu - dijo.

Vaya que estaba de buen humor, eran solo un par de veces de las que podía presumir que el me llamaba de tal modo, y por lo general eran días especiales (era especial el hecho de estar de excelente humor). Sonreí con ganas. Si, este sería un excelente día.

-¡buenos días, cielo! - saludo Ami cuando papá y yo aparecidos en la cocina. - ¿listo para el segundo día de escuela?

-¿apenas es el segundo? - me queje burlon.

Ami negó con la cabeza divertida y me sirvió el desayuno.

-pudieron cambiarme a la pijama, ¿saben? - añadí mientras me lavaba las manos. - ahora tengo que usar el otro uniforme.

-es el mismo - señalo Levi.

-no, el otro es el de invierno - explique sentandome a la mesa.

-¿Eh? ¿Y que hay del que compramos a finales del año pasado? - intervino mi madre confundida.

Ya estábamos todos a la mesa, como cada mañana.

-es el que llevo.

-eso es malo, muy malo - comentó Ami con una mueca. Se quedó pensando un momento - bueno, igual tengo que ir a hacer las compras, así que supongo que voy a la ciudad con ustedes y aprovecho para comprarte otro uniforme de repuesto.

Asentí, concentrandome en mi desayuno y mientras ellos comenzaban con los temas de adulto, como: el salario, el precio del uniforme, las compras del día y cosas por el estilo. De nuevo las preguntas de: ¿cuando decidieron ser padres? ¿Cuando se volvieron los adultos que eran ahora?, me pusieron a pensar en todo lo que aun me faltaba en el diario; tenía que buscar el momento exacto para reanudar mi lectura.

Luego del desayuno, como todas las mañanas escolares, subí a ducharme, me puse el uniforme de invierno (que en realidad no cambiaba en gran cosa al normal, salvo que la tela era un poco más abrigadora) y, finalmente, salimos todos apresurados a la estación - siempre parecía que se nos hacía tarde-. El señor Vital nos saludo y nos dio el reporte del día: haría buen clima y ya que había pasado la conmoción del primer día de clases, la cosa parecía más tranquilo, lista para adaptarse al ritmo cotidiano.

El viaje en tren, como era de esperarse, fue mi oportunidad para tratar de sacarles algo de información a mis padres, sobre la reunión del día anterior.

-pero que entrometido te haz vuelto - dijo riendo mi madre, a la vez que me despeinada un poco.

-solo tengo curiosidad, no ha diario son citados por la Reina misma - insistí.

-la curiosidad mato al gato, ¿sabes? - comentó Ami.

-saber sobre una reunión no me matara...

-dejalo ya, Kai, no hay manera de que obtengas algo esta vez - intervino mi padre antes de yo continuará con mi argumento.

Bufé y me cruce de brazos. Ya que hiba sentado entre ambos era muy difícil fingir molestia e ignorarlos, algo que Ami sabía bien y aprovecho para sacarme una risilla minutos más tarde. Al final, el camino hasta la ciudad terminó siendo un estira y afloja entre mi indignación y las mini bromas que éramos capaces de hacernos mamá y yo; Levi fingía estar concentrado en algún informe o algo parecido, aunque la verdad esque dejaba ver una que otra sonrisa divertida cuando pensaba que no lo veíamos.

-¿y si mejor nos regresamos a la casa? - sugerí una vez en la última estación, cuando ya nos dirigíamos dirección a la escuela.

-ni hablar, ¿apenas es el segundo día y ya quieres faltar? - se negó rotundamente Ami.

-no es una falta, es un bono de vacaciones por haber sido un buen alumno por un día - me invente como todo un sabiondo.

-yo también quiero uno de esos - confesó Levi antes de bostezar.

-Dios, dejaran de ser padre e hijo, tienen responsabilidades, así que sigamos - Ami parecía más divertida por esta unión de fuerzas improvisada, que molesta por la pereza de ambos.

Y así termine siendo arrastrado al colegio. Era cierto que tenía pereza y muchas ganas de haberme quedado en casa, pero también estaba ansioso por comenzar la operación “Lecto-Investigacion Furtiva” (si tenía suerte, esta misma tarde iría con Carla y Kikyō a la biblioteca a la sección que teníamos prohibida).

-¡oh, buenos días! - saludo Eren a unos pocos metros de la entrada principal.

Carla estaba detrás suyo y tenía cara de desinterés; estaba molesta, muy molesta, seguramente por la misma razón que yo quería estar en casa: quería dormir.

-¡buenos días! - saludo Ami.

Levi solo asintió y yo choque la mano con Eren. Me acerque a saludar a Carla intentando que despertase un poco.

-dos días seguidos en la ciudad, no es normal - comentó Eren con sospecha ante la presencia de mi madre.

-bueno pues había que hacer las compras, ya sabes - explicó Ami.

Y vaya que Eren sabía de eso, ya que el era el amo de casa en su familia; decía que prefiera mil veces hacer las labores del hogar que trabajar y ser un esclavo del sistema, claro está que quizá no lo era del sistema pero si de la voluntad de Mikasa.

Justo en eso, Armin llegaba de la mano con Kikyō, quien venía muy animada contándome algo. Así como yo me llevaba de maravilla con mi madre, Kikyō se llevaba con su padre.

No tardamos demasiado en decidirnos, a regañadientes, en entrar a la escuela; nos despedimos de los adultos e intercambiando miradas cómplices pretendimos que nos dirigíamos directamente a nuestros salones.

-sin problemas, Kai... - escuche que Levi me decía cuando comenzaba a alejarme.

Típico de papá: parecer que me leía el pensamiento y descubrir mis intenciones, o travesuras más bien. Como sea, hoy comenzaba algo que definitivamente hiba más allá de una travesura infantil.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora