Capítulo 8

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La gastada voz de Carl pronuncia mi nombre, abro los ojos y me lo encuentro de frente. De estar demasiado cansada no me percate el quedarme dormida y me es extraño, hace días que no he dormido bien, el sueño de desapareció por el miedo.

Luego de llorar en el baño regrese con Michelle y después de mi llego Carl con dos cafés, uno para su esposa y uno para mí. Después de beber el café me sentí muy ligera y no recuerdo nada más.

— ¿Hay noticas sobre Sebastian? —pregunto.

Carl mueve la cabeza, cambio de rumbo la mirada y veo al doctor. Su frente esta sudada, su ropa azul esta manchada con unas gotas de sangre, los guantes blancos son los más manchados del líquido rojizo.

Rápidamente me levanto de mi lugar, los tres ponemos atención a lo que dirá el doctor.

—La operación salió bien. Pronto se recuperará.

La voz del doctor me suena no muy convencida, su cara tiene una expresión que no logro comprender, pero presiento que es una noticia mal.

— ¿Qué más paso?, ¿Algo más pasa? —pregunto con desesperación.

— ¿Doctor qué pasa?

La madre de Sebastian se intriga más por mi pregunta, el miedo es notorio es su rostro, al igual su padre, pero el señor Derricks es más reversado.

—El joven Sebastian Derricks —suspira —Él ha caído en estado de coma.

El corazón se me acelera con la noticia, la fuerza en mis piernas se va y caigo al suelo. El señor Derricks y el doctor se preocupan, entre los dos me ayudan a sentarme en las bancas.

Michelle se rompe ante la noticia y llora con desespero, Carl corre a ella y la abraza.

—Lamento darles la noticia. Pasaremos a Sebastian a una habitación y lo tendremos en observación.

El doctor se va. Michelle llora desesperadamente en los brazos de su esposo mientras la consuela.

El corazón se me acelera. El aire me quema, me hace falta. Los ojos me lloran.

Contrólate Aina. No Sebastian, no.

La cabeza me comienza a doler. Abro la boca para jalar aire, pero no puedo hacerlo. El mareo se presenta y caigo arriba de la banca.

Carl y Michelle se percatan de mi recaída.

La voz lejana de Michelle grita por ayuda. Carl trata de moverme, pero estoy delirando.

Estoy perdiendo la conciencia, el pecho me arde, siento las pulsadas en mi cabeza.

—Ayu...da.

Con el poco aire que me queda les pido que me ayuden.

Sé fuerte Aina tú puedes.

La voz en mi cabeza repite esa frase una y otra vez, pero no puedo responder, no puedo controlarme.

No puedo.

El aire se me termina, el dolor de cabeza es insoportable. Con la vista borrosa percibo una bata de doctor y el uniforme blanco de la enfermera, ambos se me acercan.

Demasiado tarde.

En un solo suspiro pierdo la conciencia.

Estoy despierta y estable, pero no quiero abrir los ojos. A mi mente llegan las palabras del doctor.

Sebastian cayo en estado de coma.

Mis manos se hacen puños y las aprieto con fuerza.

Trato de controlarme, pero me es imposible no llorar, los pucheros salen de mis labios.

Falsa Identidad: Amores que hieren (2do libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora