The Purple Blankets: A Snarry Tale (Traducción)

Capítulo 19: Las nuevas túnicas de la Sra. Snape

Mientras los mellizos de Severus prosperaban en el vientre de Harriet, la omega agradecía cada día más que Darby hubiera venido a vivir con la familia.

La necesidad de Harriet de la poción contra las náuseas pasó rápidamente. Las oleadas de malestar fueron sustituidas por un apetito voraz que le costaba controlar.

Lily dio sus primeros y tumultuosos pasos, que hicieron las delicias de toda la casa.

Aunque Harriet se alegraba de ver crecer a sus hijos, se sentía agotada por su inagotable cantidad de energía.

Para cuando entró en el cuarto mes de embarazo, las dos vidas que había en el interior de Harriet la hacían ver y sentir como si estuviera mucho más adelantada.

Mientras Severus estaba en el trabajo, Darby acudía al rescate todos los días.

El elfo doméstico era más que capaz en su trabajo.

Harriet le enseñó sobre el cuidado de los bebés y se alegró al comprobar que Darby aprendía rápidamente.

Harriet ya no estaba sola con su niño pequeño y revoltoso.

Harriet ya no tenía que ocuparse de todas las tareas domésticas, la cocina y la colada.

La magia de los elfos era sorprendentemente poderosa.

Darby podía realizar cinco tareas a la vez con un chasquido de dedos.

Si lo necesitaba, con Darby como parte de la familia, Harriet podía incluso echarse una siesta.

Mientras Darby mantenía a Albus y a Lily entretenidos y a la vista, Harriet se daba el lujo de meterse en su nido y acurrucarse en las mantas moradas que Severus le había comprado antes del nacimiento de Lily.

El sueño nunca estaba lejos de la omega embarazada.

Los gemelos eran mucho más exigentes.

~~•~~

La fecha en que Severus iba a asumir oficialmente el cargo de director fue anunciada y con ella vinieron las invitaciones a todo el personal de Hogwarts para una fiesta de jubilación que se iba a celebrar en honor de Dumbledore en el castillo.

Harriet siempre había sido tan sociable y popular que Severus había estado seguro de que su esposa estaría encantada de ir, pero cuando le habló de la ocasión, parpadeó sorprendido cuando ella frunció el ceño en señal de desaprobación.

—Pensé que estarías contenta, mi amor —le ronroneó Severus aquella noche. Ya se había puesto la ropa de dormir cuando se acurrucó en el nido junto a Harriet y la atrajo hacia sus brazos. —Ahora vamos a tan pocos eventos...Esperaba que estuvieras encantada con la posibilidad de estar presente en un asunto social—.

—Lo estaría si no fuera...como esto —dijo Harriet con un suspiro.

Severus observó cómo Harriet se señalaba el vientre mientras tiraba de las mullidas mantas sobre ambos y acunaba a Harriet contra él para mantener el calor de su pareja y sus bebés.

Una sonrisa de satisfacción curvó sus labios, que no pudo ocultar cuando Harriet lo miró.

Cuando Harriet le devolvió el ceño fruncido, Severus hizo un ruido de diversión en su garganta mientras se inclinaba y le daba un suave beso en los labios.

Harriet intentó con todas sus fuerzas enfadarse con su alfa mientras él la cubría de dulces y cariñosos besos.

Intentó con todas sus fuerzas enfadarse con él mientras las aterciopeladas yemas de sus dedos recorrían su piel.