Segundo Interludio

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General Rhoi, también conocida como aquella mujer que encabezaba los Servicios Militares Extraordinarios de Corea del Sur, había sido una de las pocas personas en trabajar codo a codo con la dirección general del Servicio Militar con fines (valga la redundancia) extraordinarios.

También se hacían cargo de aquello que el Ejército Coreano no quería hacerse cargo. Al trabajar con una informalidad mucho más grande que el tradicionalismo, podían salir de la ética a la hora de hacer redadas policiales en sectores de narcotráfico, resolver casos de delitos sexuales con violencia y, sobre todo, un trabajo directo de la regulación de la compañía de sicarios en el país.

Todo lo que era ilegal debía de entrar al marco de la legalidad para poder ser regulado. General Rhoi junto con su partido político fueron pioneros ante esa idea, presentando una mejoría en la ciudadanía de Corea del Sur.

Sin embargo, los marcos extraordinarios del nombre debían de abalar aquello que no podía explicarse con mera lógica.

La primera notificación de una actividad paranormal fue la denuncia de varias personas respecto a las costas por el lado oeste del país, donde una gran criatura había sido vista- causando la desaparición de un ciudadano. La investigación fue llevada a cabo bajo los parámetros establecidos creados hace no más de los inicios del siglo XXI, por lo que solamente pudieron hacer informes formales que respaldaran la desaparición y el aparecimiento de aquel sujeto.

Y después: Stayville. La presencia de criaturas indescriptibles con movimientos particulares llamó la atención de la General.

Y fue ahí cuando lo conoció.

Lee MinHo.

—Un placer volver a verte —saludó ella, inclinándose de nuevo.

Las bolsas de sangre y de suero de JiSung habían sido repuestas, aunque eso había despertado al chico. JiSung apenas podía incorporarse en la cama y se quejaba por los dolores tanto de su abdomen, hombro y ojo.

MinHo apenas podía moverse, pegando con fuerza sus ojos en ella mientras sentía su corriente de terror azotarle en la espalda.

«Céntrate en JiSung —se forzó MinHo—. Él te necesita ahora. Debes estar para él ahora.»

JeongIn seguía en un rincón, lacónico y desesperado de él mismo. HyunJin miraba con desoriento a todas partes, a la par que Felix lucía con ganas de querer huir de ahí. Chan era el único que parecía moverse por la habitación libremente para poder calmar a JiSung.

—¿Te duele mucho? —habló Chan a JiSung, sentándose con él en la cama—. Dime- ¿Quieres que le pida a las enfermeras que te duerman?

—Es que- es que- yo..., me siento mal- me siento raro —intentó formular JiSung. Su ojo derecho se movía terroríficamente por todos lados, mirando en busca de alguna respuesta—. Qué- ¿Qué me pasó?, ¿Por qué tengo la cara tapada?, me- me duele el hombro y el abdomen, ¿Me- me apuñalaron?, ¿Por qué-

—Me parece particularmente cómico que tengamos que reencontrarnos de estas formas —volvió a hablar la general Rhoi, manteniendo su mirada en MinHo—. ¿No te parece?

MinHo encontraba increíble cómo es que esa mujer seguía sosteniendo su mirada en él mientras que el resto de la habitación era puro caos. Apenas pudo desviar su cabeza para ver a JiSung y querer ayudar a Chan a calmarlo.

—¿Qué hace usted acá? —preguntó SeungMin, luciendo igual de nervioso pero más temerario—. Si no es mucha molestia..., nosotros-

—Pedí que, si ustedes tenían algún tipo de accidente, les dieran una sala propia para poder venir al instante —contestó la mujer, antes de esbozar una sonrisa—. Lindo, ¿No?, incluso pedí ambientación musical para mantener la calma.

Menú de Dios [#2]; Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora