Perspectiva de Naiara.
Un mes ya ha pasado desde que empezaron las clases. Casi todas las tardes Rafael viene a mi casa a estudiar. En la escuela pasamos mucho tiempo juntos, él siempre está pendiente de mí, se puede decir que se ha convertido en mi único amigo, aunque sé de sus verdaderas intenciones por mí, pues no ha dejado de insinuarlas. Ha insistido varias veces para que vayamos a terapia psicológica, pero yo no quiero, esas cosas en mí nunca terminan bien.
Después de varias propuestas de Rafael para salir, acepto. Me ha invitado a una fiesta este sábado y como es mi día de descanso, y además cómo dice él :“tengo que relacionarme con el mundo otra vez”, no tengo por qué rechazarlo.
Aunque no tengo idea de que ponerme, la verdad nunca me ha gustado salir y mucho menos ir a fiestas, pero bueno, sé que tiene razón y que solo lo hace para ayudarme.Sábado en la noche.
El internet no solo sirve para buscar cosas pesimistas, sino también para buscar cosas como: “ideas de vestimenta, de peinados, etc”, para eso me sirvió a mí.
Me he puesto un vestido, que nunca antes me he puesto como no salgo prácticamente, es de color negro como mi vida, me encanta ese color es tan elegante. Lo compré en rebaja hace un mes, me gusta mucho como me queda. Me he hecho un peinado que vi en internet, sí por primera vez me he peinado, me gusta mucho mi apariencia. Rafael lleva rato esperándome en el salón de mi casa, debe estar desesperado, llevo horas maquillándome y arreglándome. Cuando por fin salgo de mi habitación, Rafael solo me mira sonriendo y hace una señal de aprobación con la mano.
- La espera valió la pena, estás perfecta.
Yo solo le sonrió.
- ¿Nos vamos? - le pregunto.
- Sí.Al llegar a la fiesta es en un cuarto piso, así que subimos.
En el lugar están varias personas de la escuela y otras personas que no conozco de nada, pero a Rafael sí lo conocen todos, a pesar de haber llegado nuevo, es muy popular además de inteligente, es todo lo contrario a mí.
Un rato ha pasado desde que hemos llegado, aunque el metiche tiene millones de fans aquí, no se ha apartado de mí ni un minuto, es como si tuviera miedo de que fuera a suicidarme si se va. La fiesta tiene buen ambiente, la música me gusta y la bebida también, aunque no tomo mucho, no quiero acabar como mi madre acaba cada noche.- ¿Quieres bailar? - me pregunta Rafael.
- No, ni siquiera sé bailar, baila con otra persona, puedes dejarme aquí sola, no te preocupes, no me va a pasar nada, no tienes que estar vigilándome...
Rafael me levanta de la silla y me lleva a bailar con él. Sigo su ritmo y no sé ni cómo, pero terminamos bailando juntos siendo el centro de la fiesta. Bailamos varias canciones se siente tan bien estar junto a él, tiene un olor que me encanta, me abraza fuerte por la cintura y hace que me olvide del asco de vida que tengo. Volvemos al lugar donde estábamos al principio, antes de empezar a bailar.
- ¿Ves cómo si sabías? Conmigo no hay quien se resista - me dice con tono de suficiencia.
- Jajaja, estúpido.
- Hola chicos, perdón por interrumpir. - nos dice una chica que se nos acerca y al mismo tiempo para la música, no sé de dónde, pero la cara de la chica me suena, creo que es de la escuela. - ¿Naiara, no? Bueno cómo sea que te llames. No deberías tomar tanto, si no quieres acabar como tú mamita vendiendo su cuerpo para comprar alcohol. - me dice con tono burlón y yo solo pongo cara de no entender lo que dice, por lo que vuelve a hablar.
- Sí prostituyéndose, ¿acaso no sabías?
Mis ojos se llenan de lágrimas y no puedo soportar la vergüenza. Todos se ríen escandalosamente y yo salgo corriendo del lugar.
Subo unas escaleras que me conducen a la azotea. La altura es de un quinto piso, al mirar hacia bajo siento ganas de lanzarme, pero alguien me agarra por el brazo.
- ¿De verdad vas a hacerlo? - me dice Rafael y yo solo miro el suelo. - Me prometiste que no lo harías, Naiara, por favor, ¿en serio vas a intentar suicidarte por cada cosa mala que te pasa? La vida es así, tal vez tiene más momentos tristes que felices, pero vale la pena. Si quieres hacerlo, hazlo, eres libre de hacer lo que quieras, es tu decisión, solo quiero que sepas que vas a dejar un corazón roto. Te quiero y siempre voy a estar para ti si tú decisión es no hacerlo.
Vuelvo a mirar hacia bajo y la verdad no quiero morir y menos teniendo a un insoportable metiche en mi vida. Yo también te quiero, quiero decirlo pero las palabras se trancan en mi garganta y no pueden salir. Camino hacia él y me abraza tan fuerte que casi no puedo respirar.
- Me alegra que no lo hayas hecho.
- Perdóname Rafael, pero es que no aguanto más, mi vida va de mal en peor, parece que la palabra felicidad es antónimo de mi nombre. Tengo millones de problemas y a veces solo quisiera no existir...- las lágrimas comienzan a salir de mis ojos y no puedo continuar hablando.
- Llora rarita, cada lágrima que sale de tus ojos es una gota menos de dolor dentro de ti.
- ¿Qué sería de mi vida sin ti?
Rafael agarra mi cara con sus manos y me hace mirarlo, entonces acerca lentamente sus labios a los míos hasta quedar completamente pegados, yo le sigo la corriente, y en ese momento se me olvidan mis problemas y traumas, solo quiero estar cerca de él siempre.
- Te quiero Rafael. - las palabras abandonan mis labios sin darme cuenta, supongo que es el efecto de la bebida que te hace decir la verdad.
Rafael solo me mira sonriendo y vuelve a besarme.
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Polos opuestos
Подростковая литератураNaiara, una chica solitaria, rara, suicida, antisocial, que no cree en el amor, se encuentra con Rafael el chico lindo, sociable, inteligente de su escuela, quién se enamora de ella e intenta sacarla de ese mundo oscuro, a pesar de todos sus problem...