Capítulo XLIX: Draco y Harry

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La sinceridad con Regulus le dio a Eileen un respiro que jamás hubiera imaginado poder tener. No tener que fingir en su casa era algo que le permitía ser ella misma en el ámbito doméstico y comenzó a ver la mansión de Prestbury con otros ojos.

De repente, la casa era un lugar hermoso como nunca antes lo había sido. Cada uno de sus rincones, jardines y salas le parecía un paraíso. Por primera vez, se sentía a gusto en ese lugar al que comenzó a sentir como su hogar de un modo que jamás había sentido por ningún otro sitio.

Empezó a salir mucho más seguido con Sirius. Habían acordado con Regulus que ambos eran libres de amar a quien desearan y que solamente guardarían las formas para evitar escándalos públicos. Mantendrían la apariencia del matrimonio feliz y consolidado, pero en la privacidad hasta habían dejado de dormir en el mismo cuarto.

Poco antes de la Navidad de 1979, los Malfoy invitaron a los Black a cenar a su casa y le anunciaron a toda la familia que tendrían un bebé. Narcisa estaba embarazada de tres meses, por lo que esperaban que la criatura naciera hacia junio. Por entonces, también Lily le comentó a Eileen que estaba embarazada. Aunque en el caso de la pelirroja, el pequeño llegaría recién a finales de julio.

Los meses pasaban a una velocidad vertiginosa. Mientras Eileen se enfrascaba en el estudio, se concentraba en avisar a la orden de cada novedad que se enteraban con Regulus acerca de los mortífagos, el curso iba avanzando a toda prisa. Regulus se había convertido en un gran amigo para Eileen y empezaba a pensar que, a partir de entonces, la respuesta a la pregunta acerca de si era feliz podría estar cambiando.

Por supuesto que lamentaba no poder pasar más tiempo con sus amigos, no acompañar a Lily durante su embarazo mientras su barriga crecía a pasos agigantados o disfrutar un cumpleaños con las personas que realmente quería. Pero, por primera vez en mucho tiempo, había dejado de sentirse atrapada y desdichada en su casa. Aquel año, incluso disfrutó cuando terminaron las clases de la carrera de Pocionista y llegaron las vacaciones. Tener tiempo libre en su casa pasaba a ser una opción tentadora.

Por otra parte, la tranquilidad al saber que Dumbledore había logrado destruir el horrocrux creado por Voldemort hacía que Eileen estuviera cada vez más optimista. El Señor Tenebroso actuaba seguro de que tenía un comodín para la inmortalidad, pero ella y unos pocos sabían que, cuando quisiera recurrir a él, se daría cuenta de que ya era demasiado tarde. Para evitar levantar sospechas sobre el elfo y cómo había regresado, Eileen y Regulus fingieron su desaparición y compraron otro elfo doméstico. A Wilbur le ordenaron trabajar en Hogwarts y jamás revelar su verdadero nombre a nadie. Mejor si, incluso, evitaba ser visto por nadie. Al elfo recién llegado lo nombraron Grizzlie.

Draco Malfoy, el hijo de Narcisa y Lucius, nació una semana después del inicio de las vacaciones de verano. Eileen estaba en la galería de la casa leyendo un libro cuando llegó una lechuza en donde anunciaban el nacimiento del niño y los invitaban a ella y a Regulus a conocer a la criatura. Los dos se dirigieron de inmediato a la Mansión Malfoy a conocer al recién nacido. Lucius tenía el pecho inflado de orgullo mientras pasaba de brazo en brazo el pequeño bulto envuelto en mantas. El bebé era un niño pequeñísimo, de piel pálida y una casi imperceptible mata de cabello rubio platinado.

Casi dos meses después, el último día de julio, Lily tuvo a su bebé al que llamaron Harry. Eileen esperó que pasaran los primeros días en los que todo el mundo iba a conocer a la criatura y en la segunda semana de agosto, coordinó con los Potter para visitarlos cuando no hubiera nadie más en la casa de Valle de Godric. Harry dormía plácidamente en brazos de su madre, que lo miraba embelesada de amor.

La alianza impensada para cambiar el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora