Capítulo 2

2.1K 210 1
                                    

El cuerpo me dolía con tal intensidad que solté un gemido ronco en cuanto me moví.

No abrí los ojos, me quede quieta respirando con dificultad hasta que escuche un golpe seco, abrí los ojos aterrada pero lo que vi fue un hombre de cabello cano y entrado en edad con una mirada poco misericordiosa.

—¿Qué sucede con las marcas? —una voz fría y sin sentimientos pregunto a la persona de su lado—, ¿se pueden quitar esas marcas?

—Su Alteza... —la segunda voz de hombre dudaba sus propias palabras—, apenas la joven sobrevivió de la caída del rayo, el que impactara en su cuerpo y la aun pueda respirar es un milagro...

—¡No me sirven los milagros si ella ya no vale!

Aquel hombre grito como si no hubiera un enfermo frente a él y mucho menos que lo estuviera escuchando.

El dolor era insoportable y escuchar a la gente gritar frente a mí era una locura, no entendía que salió mal, si estaba en un hospital, era un asco, ¿cómo podían tratar así a sus enfermos?

Intente moverme una vez más para solo lograr moverme.

—Pff... Aun está viva, al menos espero que sirva para el príncipe...

Las palabras de resignación se desvanecieron cuando mis sentidos se nublaron, ¿por qué un príncipe?

Cuando volví a mis sentidos, abrí los ojos notando una gran cortina cortando mi visión, la cama era cómoda y las sabanas eran suaves, intente enderezarme pero todo mi cuerpo rugió haciéndome gemir de dolor, incluso mi garganta quemaba.

—¡Señorita!

El grito de una mujer me asusto, aunque creí que era una enfermera lo que vi fue todo menos eso.

Una mujer con un vestido negro y un delantal blanco eran su uniforme, como si fuera una...

—Mucama...

La muchacha me miró sorprendida pero asintió rápidamente y me ayudo a sentarme.

El dolor era intenso pero al menos en esta ocasión era soportable, me mantuve quieta mirando alrededor, a causa de la gran tela no veía nada.

—¿Cuánto tiempo llevo así? —no pude decir nada amable porque estaba confundida.

—Una semana señorita Luna...

—¿Qué? —pregunté secamente—, ¿Cómo me llamaste? No... ¿Dónde estamos?

—Señorita Luna Whither, hija del Duque Whither del reino de Elissum.

Me quede callada sin creer toda esa sarta de tonterías, ¿qué clase de pésima broma mi cerebro me estaba jugando?

No debí haber leído ese estúpido libro...

Mi cabeza comenzó a doler con fragmentos de imagines que cruzaban por mi mente a una velocidad que logro marearme.

Lo último que recordaba era ver a un sujeto llamándome Luna y de pronto una gran luz con el sonido de un rayo cayendo.

Trague pesado cuando alcé mis manos, estaban vendadas, no sé si eso debía alegrarme o preocuparme.

—¿Qué me paso? —mi voz apenas fue audible ante mi propio terror.

—La señorita iba de regreso al ducado después de saludar al príncipe cuando un rayo cayó en su carruaje.

A pesar de la opresión en mi pecho mis ojos no soltaron ninguna lagrima, deje caer mis manos aun tenía una duda.

—¿Cuántos años tengo?

—¿Señorita? —la joven dudo preocupada por todas mis preguntas pero aun así respondía—, este año cumplirá dieciocho.

No respondí nada y ella tampoco pregunto nada, solo vi cuando salió corriendo por un doctor, no recuerdo que sucedió después.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora