–¿¡Vieron a mi hijo en el mundo de los humanos pero no lograron alcanzarlo!? ¿Que clase de vampiros son? -los hombres que vieron a Jungwon se encogieron de hombros.
–Es que comenzó a correr junto a otro chico, usted sabe que su hijo es muy rápido y lo perdi...
–¿Lo vieron junto a otro chico? -interrumpio y el hombre que hablo segundos atrás asintió- ¿Era un humano?
–Lo más probable es que si
–¡Joder! Esta noche vuelvan y encuentrenlo, quiero a mi hijo de nuevo aquí lo antes posible
Los hombres asintieron, hicieron una reverencia y se fueron, por otro lado, Jay quien escucho toda la conversación se mordió el labio inferior por los nervios, Jungwon estaba en problemas, y seguro que no tendría un castigo suave, debía ir a buscarlo.
Jay espero a que el sol comenzará a irse, tenía suerte de que vivía solo, así nadie se daría cuenta de que se fue. Sin que nadie lo viera fue hacía la salida de la ciudad pero justo cuando iba a salir una voz lo detuvo.
–¿A donde te crees que vas Park? -Jay lentamente volteo y miro al vampiro más alto.
–Voy a buscar a Jungwon
–Pero sus padres ya tienen a un grupo que lo esta buscando, ¿Que vas a hacer realmente? -se acerco al menor y se apoyo en la puerta.
–Te lo estoy diciendo, Heeseung, no le digas a nadie que salí, por favor, Jungwon es mi mejor amigo, solo quiero encontrarlo y ver que esta bien
–¿Que voy a recibir yo a cambio?
–Puede que mi aprobación a alguna de tus citas -el más alto sonrió de lado y pareció pensarlo.
–Esta bien, suerte -abrio la puerta, Jay le agradeció y salió corriendo de ahí.
Tenía poco tiempo antes de que los hombres del señor Yang salieran a buscar a su hijo.
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–¿Por que parece que me estes siguiendo? -pregunto el mayor girándose para verme.
–¿Por que parece que tu me sigues a mi? -pase por su lado y me senté en un banco.
–Primero, más respeto, soy mayor que tu, segundo, yo soy de aquí y tu no
–Eso no tiene nada que ver, el parque es de todo el mundo, ¿No te habían dicho?
–Eres más molesto de lo que pensaba, no deberías haberte juntado con Ni-Ki -el humano se sentó junto a mi y se cruzo de brazos.
–Y tu no deberías salir de tu casa -el mayor me miro con el ceño fruncido- a estas horas no te puedes ni imaginar que hay por las calles
–Podria aplicarte lo mismo a ti
–Yo ya estoy acostumbrado, pero no lo entenderías -apoyo sus brazos en sus piernas y miro hacia otro lugar que no fuera Sunoo.
