D O S

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Bárbara'

Ya perdí la cuenta de cuantas veces lloré, mis ojos delataban lo desesperada que estaba.

-¿Vos querés ese bebé? -preguntó Gabriela después de unos segundos de silencio.

El sofá de casa siempre ha sido nuestro lugarcito, lloramos, reímos y nos desahogamos mucho en él.

Nunca imaginé que lo utilizarían para esto, para decir lo insatisfecha que estoy de estar embarazada de un pibe que ni siquiera conozco.

Pero su pregunta de alguna manera me hirió. No porque me lo haya preguntado, sino porque realmente me cuestionó si quería tener un bebé.

-No sé, pasaron dos semanas desde que me enteré que estoy embarazada y no tengo idea de qué estoy haciendo con mi vida. -me tapé la cara con las manos.

-Yo tampoco, y ni siquiera estoy embarazada. Si eso te ayuda. -siento que el sofá se hunde hacia un lado y la miro, quien acaba de girarse hacia mí con las piernas cruzadas.

-Mira, yo veo que sos increíble. En serio, nunca le dije eso a nadie -dijo que sería y le creí

Gabriela nunca fue muy cariñosa.

-Así que cálmate. Total, ¿qué más puede pasar?

-A parte de que el bebé crezca sin papá y con una mamá desempleada?

-¡Si sos así de negativa, no te voy a ayudar más! -me retó y nos reímos. -Vas a ir a la casa de tus viejos en dos días, ¿no?

-Sí, y no le voy a llevar a tu primo, no deja de llamarme desde hace una semana -entrecerré los ojos hacia ella, pero a ella no le importó.

-Yo sé, yo le pedí y le pagué muy bien por eso, el debería haber firmado el certificado de este bebé porque le pagué muy bien. -tiró su cabello a un lado.-

-Estas loca. No voy a llevar a un extraño pagado a la casa de mis papás y decir que es el papá de mi hijo.

-Entonces anda sola y que ellos te quemen en el fuego -se encogió de hombros con naturalidad.

La idea de Gaby no fue mala, solo los que conocen a mis papás saben lo mucho que serían capaces de destrozarme la navidad con el típico comentario "¿Pero y el papá?" o con aquella mirada de lástima.

Dios, una mujer no puede quedar embarazada y no recordar quién es el padre? solo yo mismo.

-Después de todo, ¿quién es él? -me di por vencida.

Yo confiaba en Gabriela, ella no me metería en problemas.

Solo me arrepiento de haber preguntando.

-El es lindo. -dijo emocionada. -Tiene veintiún años, la familia es buena, es la oveja negra. Pero no de una manera mala o violenta, todavía tiene un espíritu de nene, tal vez eso es lo que te falta.

-Tal vez tengo uno dentro de mí, ¿crees que me falta un novio?

-¡No! -pone los ojos en blanco- Un poco de emoción ya sabes, positividad. Dale boluda, es navidad. -ella tenía razón.

No podía excluirme del mundo y aislarme en mi departamento por un embarazo.

Soy autosuficiente para cuidar a este bebé, y después de los ataques de pánico de mis papás, querán alquilar la casa de enfrente.

[...]

Los dos días que siguieron estuvieron llenos de vómitos y náuseas, no sabía si era por el embarazo o por el nerviosismo ya que el primo de Gabriela venía en camino.

Solo van a ser seis días, lo peor que puede pasar es que en la cena Mateo diga que es alquilado.

El conserje llamó y autoricé su entrada.

Siento mis manos transpirar y mi corazón latiendo contra mi pecho, el impulso viene de nuevo y trato de ignorarlo mientras camino por la habitación.

Decidí enviarle un mensaje a Gabi.

*Gabriela, ya me estoy arrepintiendooo.

Gabriela está escribiendo...

El timbre sonó, cerré los ojos con fuerza y ​​negué con la cabeza varias veces.

Sonó de nuevo.

El Sabía que yo estaba ahí, ¿por qué no esperó?

Una vez más.

Gabyyy🤍:

El es piola, te va a encantar

Apagué el celular después de que él tocó el timbre por cuarta vez y abrí la puerta.

Dios...

Alto, aproximadamente 175 cm con cabello negro y piel morocha y penetrantes ojos marrones.

-Holaaa -sonrió, agitando su mano frente a mi cara.

-H-hola.

Es muy lindo.

Y yo parezco una tarada.

Además de alquilarlo para que sea el papá de mi hijo.

-¿Tenés bolsos? -entró sin ser invitado, caminando con los brazos sueltos. -¿Puedo ayudar?

-Obvio que que si -cierro la puerta y sigo su rico perfume que se ha instalado en mi departamento.

-Estoy ansioso. Gabi dijo que es en el campo, no? -empezó a hablar y agarró mis dos bolsos uno en cada mano con tranquilidad.

Las mismos bolsos que tuve que arrastrar al living.

Las venas sobresalían en su antebrazo.

Todavía estaba sonriendo. Traté de devolverle la sonrisa, pero por su expresión no resultó como esperaba.

Mateo me ayudó a cerrar todo y se aseguró de abrir la puerta del ascensor.

En la conserjería se despidió del portero como si fueran amigos, agarró su mochila y se puso en la espalda.

Traté de agarrar mi bolso, pero él no lo acepto

-Estás embarazada, no podés cargar peso. -Insististio, pero yo quería ayudar.

Abrió el baúl del auto y puso los bolsas con cuidado. Estoy agradecida por eso.

-Estoy un poco asustada. -comenté

Después de casi patearlo, logré convencerlo de que podía manejar sin ponerme en trabajo de parto al mes de gestación.

-¿Con qué? ¿Con el embarazo o tu familia?

-Con vos. -dije y sonreí, ví su cara de asombro.

-Yo? -puso su mano en su pecho, era imposible no mirar lo lindo que era.

-Soy un amigo que te está ayudando.

-Te pagan por ayudarme. -la forma en que aquello me jodia fue explícita en mi voz.

-Cuando Gaby me dijo, no pensé dos veces antes de aceptarlo, Bárbara. - por primera vez su tono de voz era serio.

-¿Fue buena la cantidad? -me burlé y él negó con la cabeza.

-Ninguna piba tiene que pasar por eso sola. Puede que sea la cabranegra de la familia, pero...

-Oveja. -¡Dios! ¿Por qué lo corregí cuando estaba diciendo algo tan lindo?

-Arruinaste el momento. -soltó una carcajada. Los dientes blancos brillaban y sería bueno verlo así por un tiempo.

En pocos minutos de viaje, Mateo ya me había contado su infancia, adolescencia y gran parte de su vida adulta.

Habló lo suficiente para que me sintiera más relajada y cómoda con él.

Mientras se reía de mi historia del día que quedé embarazada, me di cuenta de que este viaje podría ser mejor de lo que imaginaba.

papá sustituto; trueno  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora