ʙʟᴀɴᴄᴏ ᴘᴜʀᴏ;; 00

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Sentía que mi cuerpo se hundía, como se dispersaba en el aire, volviéndose pequeñas motas de polvo y aún con el temor que esa sensación pueda causar... Mi mente se mantenía calmada, podía imaginarme a mi mismo yaciente en la cama de mi habitación. Cada vez que tomaba aire de nuevo mis pensamientos regresaban a mi cuerpo devolviéndome a la vida.

Todo por aquél inocente acercamiento del cual solo queda un mísero recuerdo y una marca que perduraría en mi piel para siempre.

Aquél día, echando la vista atrás me doy cuenta... Si nuestra relación tenía alguna mínima esperanza de arreglarse, aquél día desaparecieron como arena que se escapa entre mis dedos.

La caricia de unos bigotes provoca que me alejé de ese dulce sueño que lentamente se volvía amargo, como cada noche. El cosquilleo aumenta uniéndose a él una áspera y cálida lengua de gato.

— Ame. ¿Tanta hambre tienes?— Pregunto en voz alta aún sabiendo que mi pequeña gata es incapaz de responderme.

Resignado termino por levantarme frotando mis rasgados ojos buscando aclarar mi vista, el maullido impaciente de Ame evita que me quedé dormido de nuevo. Tras darle de comer me dirijo al baño, después de una ducha cálida y un breve pero necesario afeitado comienzo a aplicar mis cremas, intentando atrasar mi inevitable envejecimiento.

Suspiro al encontrar con la mirada aquella marca, verla aún es doloroso, no importa el tiempo, si la cicatriz perdura es porque hubo una herida sin tratar.

Me alejo de mi reflejo, terminando de prepararme, no puedo permitir que estos melancólicos pensamientos inunden mi cabeza, tengo demasiadas cosas que hacer antes de que mis pequeños monstruos me coman.

No esperar mucho más salgo de casa para ir un día más a mi trabajo soñado, al menos allí me siento liberado.

— ¡Chan! Despierta, estás en las nubes.— Una voz femenina me regresa al mundo de los vivos.

— Perdón, Yokina. ¿Qué decías?— Tomo un sorbo de mi te matcha buscando que la teína pueda revivirme definitivamente.

— Te estaba preguntando si tú conoces al hermano de la jefa, al parecer fue a tu mismo instituto y sois del años idénticos.— Veo como mi amiga sorbe de su taza tras aquella pregunta.

Estoy seguro de que revisó todas sus redes sociales nada más dijeron que se uniría a la empresa, sin duda Yokina es una persona verdaderamente curiosa. Si bien no creo que lo haga con maldad ya que nunca usa sus conocimientos para dañar a alguien no puedo evitar impresionarme cada vez que ella descubre algo distinto. Supongo que por ello es tan buena en su trabajo.

— No me mires con esa cara, sabes que me gusta saber de quién nos rodeamos. Piensa que será uno de nuestros jefes y yo necesito libertad para seguir creando arte.— Su mirada se posa en mi, sabía que estaba exagerando sus palabras tratando de hacerme reír.

Hago una pequeña mueca de aprobación, haciéndole ver que su broma me hacía gracia a pesar de no estar de ánimos. Ella siempre lo nota, nota cuando estoy mal, cuando estoy feliz o cuando simplemente no quiero saber nada de nadie. Lo más increíble de todo es que siempre acierta.

— Si te soy sincero, ni siquiera se su nombre, el día que vino de visita me encargaron una sesión de fotos.— Tras decir esto la cara de mi mejor amiga se ilumina por completo.

— Entonces... ¿No sabes cómo es?— Sonríe ampliamente recogiendo sus cosas de encima de la mesa comenzando a caminar.— Estoy deseando que lo conozcas.— Escucho como ríe tapando su boca, no comprendo porque mi falta de conocimiento le produce tanta felicidad.

— Espera. ¿Por qué dices eso? ¿Y por qué haces esa expresión?—La sigo rápidamente ahora con mayor curiosidad por saber cómo será nuestro nuevo jefe. Por la expresión de Yokina puedo intuir que será cuanto menos inusual.

Cuando llegamos a la oficina veo un grupo de gente haciendo algo de barullo en la zona cercana a la sala de descanso, me acerco junto con Yokina quién se detiene para hablar con Dogyeom, nuestra alta, elegante, inteligente y carismática  jefa. No hace falta mencionar que es alfa, sus encantos otorgados por la genética y la maravillosa evolución hablan por sí solos.

— Realmente él no puede dejar de ser el centro de atención ni por un momento.— Comenta Dogyeom con una sonrisa de lado para después mirar Yokina, inclinando ligeramente la cabeza.

— Onnie, comprenda que es completamente normal, además de usted, no se encuentran muchos alfas atractivos por aquí. Vivimos rodeadas de omegas y betas. De vez en cuando se necesitan nuevos estímulos. ¿No?— Como de costumbre escucho a Yokina elogiar los encantos de nuestra jefa sin siquiera matizarlos o esconderlos ligeramente.

Mira feliz a Dogyeom, causando que sus ojos se cierren un poco al sonreír, sabe el encanto que puede causar con su famosa "sonrisa de ojos" y su adorable expresión. Ni siquiera una alfa como Dogyeon puede resistirse a la adorabilidad de mi hermosa amiga.

Puedo ver a mi jefa sonreír se vuelta  seducida por su delicada belleza para después tapar su boca al darse cuenta de la expresión que estaba haciendo, no la culpo, es imposible resistirse he visto a muchas personas caer por la misma sonrisa.

— Bueno, esto es una oficina, todos a trabajar.— Carraspea ligeramente  haciendo un momento con su mano causando que todo el mundo comience a dispersarse para ir cada uno a su lugar de trabajo.

Sin embargo mi mirada se detiene en aquellos ojos, esos iris esmeralda que reconocía con tan solo verlos por una milésimas de segundo. Mis piernas tiemblan al encontrarse un uracan de recuerdos que nubla mi vista. Estaba a escasos segundos de dar un paso atrás cuando nuestras miradas se encuentran, puedo ver su expresión cambiar al instante, habrán pasado los años pero aún somos la esencia de lo que alguna vez fuimos.

Veo como el contrario hace el amago de hacercarse a mi, a lo que yo inevitablemente doy un paso hacia atrás a pesar de que sentía como mi cuerpo pesaba más que de costumbre.

Su inconfundible aroma llega a mi nariz causando que mis ojos se llenen de lágrimas que caen por mi mejilla lentamente, uso mi mano para tapar aquella marca que aún me queda de aquel entonces. Podía sentir como está comenzaba a arder, como en ese preciso momento, ese día, a esa misma hora... El día en el que perdí lo que más amaba, el maldito día en que fuí condenado a repetir una y otra vez el mismo sueño, la misma pesadilla.

— Yuchan...— Tapo mis oído queriendo evitar escuchar aquella voz, deseando que esto no fuera real, que tan sólo fuera una más de mis pesadillas.

— ¡Chan! ¿Qué te ocurre?— Escucho a mi mejor amiga acercarse a mi pasando mi brazo por sus hombros intentando que no pierda el equilibrio.

Pese al dramático momento, era consciente de que esto no era más que una respuesta física a un trauma del pasado mezclado con el poder de un alfa y sus feromonas. Un alfa que en algún momento fue mi alfa...

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Gracias a todos por leer el primer capítulo de esta historia, como ya sabéis todas las decisiones importantes serán decididas por VOSOTROS atraves de encuestas en historias de Instagram.
Mi Instagram: ommax._

*Onnie: hermana mayor cuando quien habla es una mujer, pero puede usarse para amigas mayores, incluso si sólo son 1 año más grandes que tú, esto de forma respetuosa.

𝓓𝓲𝓰𝓷𝓸 𝓭𝓮 𝓽𝓲...⸺ ᴏᴍᴍᴀx.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora