Bianca.
Intenté retener mi suspiro en medio del silencio ensordecedor pero en realidad llenó el espacio con aún mayor fuerza. Daniel apartó su mirada del libro frente a él para mirarme con sus cejas arqueadas y supe que había perdido lo poco que había retenido en los últimos segundos.
Esta vez si suspiré por completo dejando salir toda la frustración.
— En verdad creí que esto no sería tan difícil — susurré.
— Lo siento — él parpadeó con total inocencia.
Y lo sentía realmente, lo sé. Lo que hacía esto aún más frustrante.
Casi como un acto de defensa cobarde, había aceptado quedarme en casa de maman Noble por el resto del día para ayudar a Daniel con sus estudios, era tan cálido y acogedor este lugar que casi me hacía olvidar del gran problema que tendría que enfrentar al llegar a mi casa. Morgan estaría allí como todos los domingos con mi padre pero algo me decía que también estaría Zac, con todo el desastre ocurrido la noche anterior caldeando la situación hasta el punto de no retorno. Pero ya no me importaba.
Al menos no por ahora.
Ahora estaba tratando de meter los aspectos básicos de la pirámide de argumentación en la cabezadura de Daniel, nunca habría imaginado que tan duro sería.
Por otro lado, Maman Noble no fue tan sutil para dar rienda suelta a su frustración. Soltó el pesado libro que había estado sosteniendo abierto y en vertical hacia Daniel sobre la superficie de la mesa, el ruido sordo fue premonitorio para el grito ahogado que le siguió y a que tomará el más largo de los lapiceros esparcidos por la mesa entre hojas rayadas y otros libros de texto para usar como una sustituto diminuto de su bastón, lo movió cerca de la nariz de Daniel con una patente amenaza.
— No.
Él abrió su boca y por casi medio minuto vi pasar por su expresión todas sus notas mentales para poner algo sensato en palabras pero fracasando terriblemente, apretó sus labios con un chasquido.
— No, no — reiteró Maman Noble.
— Si.
— No te atrevas, Danielo.
— Lo... — comenzó él.
— Joder, infiernos. Rayos y ataúdes.
— ...olvidé.
— Ahhh — Maman Noble se abalanzó sobre él con una rapidez insólita para alguien de su edad.
Daniel gritó, realmente lo hizo. Un grito agudo y lleno de pánico, levantandose de su silla para rodear la mesa rectangular por el lado opuesto al que había tomado Maman Noble.
— ¡Abuela!
— Hijo de tu madre. Quedate quieto.
Apreté mis labios y los seguí con la mirada, sin saber que hacer más que observar torpemente.
— Abuela, por favor. Ten paciencia.
— Paciencia y un cuerno. No puedo creer que seas tan malditamente cretino — gruñó deteniéndose momentáneamente para apoyar sus manos en el respaldo de una silla y aspirar profundamente. Como si hubiera perdido el aliento pero cuando levantó la cabeza vi que sólo estaba tratando de domar sus palabras— Desde siempre he sabido que lo serías en cierta medida pero no de una manera tan jodidamente inmensa. Ni siquiera tu padre era así, que es decir mucho... Mais l'enfer me prend si...
Sacudí la cabeza cuando Maman Noble comenzó a hablar en francés pero me lleve las manos a la boca cuando Daniel también respondió en francés.
—Le vicaire ne t'a-t-il pas dit de ne plus blasphémer ? — chasqueo la lengua — Tsk, tsk. Mal hecho, abuela.
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Touchdown en tu corazón
Teen FictionQuería mi vida fácil. Quería ser invisible. Pero entonces lo conocí y dejé de ser sensata. Le pedí que se casara conmigo la primera vez que nos conocimos, luego fuimos amigos, luego solo desconocidos. Apasionado. Leal. Gentil. Feroz en el campo. I...