01. Crazy Little Thing Called Love

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Para Nanami trabajar en el Ministerio de Magia encerrado la mayor parte del día en una de las muchas oficinas de la cede de Londres entre papeleo interminable era una ardua y agotadora obligación, después de graduarse con buenas notas de Hogwarts y teniendo la recomendación del director le había sido fácil obtener un buen puesto en el Ministerio.

A sus 22 y después de mucho esfuerzo, horas extra y recorte de gastos había logrado comprarse una acogedora casa a la orilla del Valle de Godric (también invervino algo del dinero heredado de sus padres porque bueno, la vida no era tan sencilla), aunque actualmente su familia estuviera viviendo en Japón y en ese país haya pasado toda su infancia, la verdad es que se había encariñado con ese pequeño poblado rodeado de bosques, tan silencioso y pacifico como siempre lo soñó, a diferencia de las bulliciosas calles niponas.

No era una casa grande pero tenía todo lo que necesitaba, sala, cocina y comedor bien equipados, cuarto de lavado y uno para el servicio, dos habitaciones y dos baños, el terreno era amplio y tenía un pequeño invernadero en la parte trasera donde cultivaba algunas plantas mágicas útiles, una que otra verdura para el consumo e incluso algunas flores de su agrado, era un lugar adecuado, lo suficiente para él y la compañía de la fiel medio elfa que trabajaba para la familia, y a quien sus padres le habían encomendado el cuidado de su único hijo.

Tenía una buena vida, juventud, una casa linda, salud y un buen empleo. Su relación con la familia era buena e incluso seguía en contacto con algunos de sus amigos de la Escuela de Magia, Shoko y Yu principalmente. Ellos eran los que le contaban sobre las cosas que ocurrían alrededor de Hogwarts o algunos de sus excompañeros, esos con los que más llegaron a convivir en sus años de estudiantes.

No tenía una pareja, y aunque no podía deshacerse de un viejo enamoramiento de colegio al final prefería no darle demasiadas vueltas a esos temas y simplemente seguir con su vida, no era alguien especialmente afectivo o bueno manejando ese tipo de emociones por lo que, como siempre lo había hecho, prefería evadir el tema y concentrarse en su trabajo, sus libros o cualquier cosa que lo alejara de los pensamientos sobre ese sujeto.

Gojo Satoru siempre fue un alma libre y demasiado fastidiosa a su parecer, egocéntrico, idiota y un completo asno que gustaba de pasarse la vida molestándolo con cualquier tontería, desde dibujar pequeños penes en sus pergaminos, esconder sus plumas, tirar de su gorro o levantar su túnicas, Nanami no era una chica así que, ¿Qué esperaba encontrar?

Lo único que lograba ver eran sus piernas enfundadas en pantalones y su espalda baja.

Y aun con todo esto por razones desconocidas Kento Nanami terminó enamorándose estúpidamente de él hasta el punto de no lograr superarlo a pesar de el gran número de años que pasaron, aún cuando ya ni siquiera lo veía o tenía razones suyas además de la última noticia sobre cómo comenzó a cazar magos tenebrosos para el ministerio junto a su inseparable mejor amigo, por lo que Kento prefería no pensar mucho en él y seguir adelante.

Su día a día era rutinario, trabajar desde temprano y llegar a casa a comer algo, regar sus plantas, ver un poco de TV o leer, dormir temprano para completar sus horas de sueño y repetir todo seis días a la semana. Sus días libres estaban dedicados a ayudar a Nifa con la limpieza del hogar, su invernadero y la búsqueda de cualquier buen libro que encontrara en la única biblioteca del pueblo. Era un vida sencilla, sin pareja, sin salidas con amigos y sin experiencias alocadas de jóvenes adultos, así era desde que se había graduado y obtuvo trabajo (claro que tampoco en su infancia o adolescencia había sido alocado), Nanami era sencillo y llevaba una vida aún más sencilla.

Así fue hasta que un cómodo día de primavera aceptó una cita con uno de sus compañeros de trabajo, Nanami era atractivo y no era raro que mujeres y hombres se acercaran en busca de su atención, aún así él jamás aceptaba ninguna invitación o confesión romántica de nadie, tenía como un código.

All the Love in the WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora