III: Leo, pt. 1

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Deseo insaciable 

El Gran Hwang era ese tipo de hombre que no correspondía las peticiones con amabilidad o con simpatía.

Él había hecho una cadena de transportes para la fábrica de celulosa en Stayville, con furgonetas para el traslado de los trabajadores junto con el contrato de unos camiones para llevar los troncos de los bosques hacia la fábrica. Él había hecho un gran cambio para Stayville.

Facilidad económica.

Era esperarse que, con una acción tan altruista como hacer el movimiento de transporte, su personalidad fuera retribuida siempre a ciertos aspectos de su vida.

Su hijo, específicamente.

¿Qué eran aquellos monstruos de lo que hablaban? ¿Por qué mierda, antes de navidad, entraron personas a su casa a decir que su hijo estaba metido en un lío legal?

Era consciente de cuán problemático era él- HyunJin seguía viviendo con él, no tenía un trabajo estable y estaba rodeado de maricones sin escrúpulos. HyunJin era una decepción constante y esperar algo positivo de él solo hacía que las expectativas de la vejez del Gran Hwang se fueran al infierno una y otra y otra vez.

Y ahora, para nochevieja, vio a HyunJin con la alcaldesa Rhoi fuera de su casa.

—¿Tú qué quieres? —preguntó directamente el Gran Hwang a la alcaldesa. Cuando HyunJin abrió su boca para contestar, el hombre lo calló con una mirada—. Le hablo a ella.

—Vine a conversar con su hijo —respondió ella, sin sonar obvia.

La mujer, de columna recta como una vara, no se dejó intimidar por la apariencia con forma y temible que el Gran Hwang siempre emanaba.

El Gran Hwang miró a HyunJin.

—Tu novia está acá. —Fue lo único que dijo para que HyunJin, abriendo la boca, se girara hacia la alcaldesa Rhoi para inclinarse consecutivas veces.

—Muchas gracias- muchas gracias por lo de hoy —repitió HyunJin, nervioso—. Y- lamentamos haberla sacado de su lugar de trabajo.

—Ya les dije- no duden en contar con nosotros para esta situación —consoló ella, palmeando los hombros de HyunJin—. Intenta convencer a tus amigos, ¿Está bien?

«Ni siquiera creo que son mis amigos», quiso formular HyunJin, pero por la presencia de su padre solo pudo inclinar una vez más su cabeza antes de entrar a la casa.

El Gran Hwang, mirando toda la acción totalmente impasible, sujetó su apariencia frente a la alcaldesa Rhoi.

—Nosotros no votamos por ti democráticamente —apuntó él.

La general Rhoi reprodujo de nuevo las palabras en su cabeza, antes de asentir con una risa. —Vaya, tienes razón.

—Dime ahora lo que está pasando —ordenó—. ¿Para qué lo quieres a él?

—Me comentaron que él hace favores a cambio de dinero. Solamente quiero que cumpla los míos.

—Siempre digo lo mismo a todo aquel que quiere de su servicio: es un idiota —admitió—. No esperes algo bueno. Búscate profesionales de verdad y déjalo en paz.

Y con un portazo, el Gran Hwang regresó a la sala de estar- chocando con latas de cerveza y botellas pequeñas de soju.

—¡La próxima vez en la que te metas en un lío, intenta usar tu cabeza y no tu culo! —rugió el hombre, yendo hacia el televisor para subirle el volumen—. ¡¡¡Y deja de causar problemas!!!

Menú de Dios [#2]; Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora