━ Capitulo 15

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|Si nadie tendrá la mínima consideración por mí, entonces tendré que hacerlo yo o no valdré nada...|


—Ésta pregunta no la hago por Adela que es la cosas más amada en nuestras vidas. Lo hago por el amor que nos une. ¿Tú aún amas a Isabela? ¿Sientes algo hacia ella?

Aquella pregunta le taladraba el cráneo de solo recordar el desayuno. Su mente no está en el trabajo, estaba todavía en la mesa donde dejó su corazón.

—No te lo voy a negar.

Aún puede sentir los mismos escalofríos de la mañana. Y cuando piensa que su mente no la puede lastimar más, llegan sus malditas palabras de nuevo.

—Lo que sucedió entre Isabela y yo no lo voy a olvidar nunca.

Una punzada en las sien la detiene, respira y pone sus manos sobre sus pómulos notando humedad.

—Aunque lo quiera, ella nos trajo a Adela que es nuestro más grande amor. Fui tan joven cuando me enamoré. Yo era el próximo esposo perfecto, con una familia perfecta que daría dones al por mayor al pueblo, ahora no soy nada de eso, soy éste adulto que ves aquí, el padre de Adela y la pareja de Dolores. Y hoy soy feliz y por eso no quiero que se acabe— hace mucho que no veía llorar a Mariano, por eso fue mayor el impacto de sus oraciones. —Tu me ayudaste a ser el humano que soy hoy, tu me diste un camino, eres la mujer que yo amo.

Y lo que más dolia era su labia, endulzando el oido sin pensar cuánto daño le estaba ocasionando.

Recordó que tenía una reunión con su hermana en Casita por lo que dejando su lío en mente, tomó sus cosas y encargó la tienda a Mirabel.

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Tiempo más tarde ella entraba en su antiguo hogar con cautela, dirigiéndose a el comedor donde solían encontrase, se acerco saludándose con un abrazo.

—¿Qué pasa Isa?

—Bueno, lo he pensado y si quiero hacer la ceremonia. Es por el bien de Ade.

—¿Qué? Digo, me alegra pero ¿puedo preguntar por qué el cambio tan repentino de opinión?

—Puede que a mí no me guste la idea, pero no puedo privar de un derecho como lo es recibir un don a mi hija.

—Lo entiendo, supongo que le tendremos que avisar a Mariano y- —la interrumpió.

—El ya lo sabe— lo dijo en un tono demasiado bajo.

Dolores lo percibió como un tono de miedo. —Ah bueno— lo dudó. Era extraño como podría saberlo él si no había venido hace unos días, decidió dejarlo así antes de hacer su mente viajar. —Si solo era eso, me tengo que retirar prima.

—Si, solo era eso. Y perdón por hacerte venir de allá hasta acá— hizo énfasis para señalar una gran distancia.

Y así ambas tomaron su rumbo por el día de hoy, una de regreso a su hogar y la otra a sus recientes actividades. Pero la mayor se topó a su abuela a punto de irse para resolver algunos problemas que le competían sobre el pueblo.

—¿Abuela no deberías haberte ido ya?

—Voy tarde, lo sé mi flor. Tardaré un tanto así que probablemente esté aquí hasta la cena.

Con un beso en la mejilla la anciana salió con rumbo a su destino, sin intención y solo mera coincidencia se topó a unos pasos con su otra nieta. Dudó en dirigirle la palabra sin embargo al girarse para mirar el poco camino recorrido, pudo divisar a Mariano entrando a Casita. Lo que despertó una idea en su ser.

 Una voz inaudible  ━Encanto  [Dolores x Mariano] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora