❧Capítulo XLIV Parte I

1.2K 75 0
                                    

❧Alexander

Lo que hice no podía volver a ocurrir por más que lo desease. Azul Wolf era fruto prohibido y aunque despertase aquello que me he esforzado por ocultar no correría riegos innecesarios.

—¿Por qué tienes que irte? - me reclama Ginna. -¡Siempre te vas!

Me agachó hasta quedar a su altura. El pelo lacio le cae a los costados mientras que el verde resalta en sus ojos. Es la niña mas hermosa que jamás vi y es toda mía.

Mi pequeña luna.

—Tengo que trabajar amore - miento.

Ya que en realidad estoy huyendo. Huyendo de la locura que puedo cometer si sus ojos grises vuelven a mirarme.

—Pues llévame.

—Sabes que no puedo, es peligroso.

Se enoja negándome otra palabra. Sus pequeños brazos se cruzan sobre su pecho y va indignada hacia dónde está su madre conteniendo una sonrisa.

—Cualquier cosa que necesites pídele a Ezequiel o a Sophia - le hablo a Lía. —Volveré pronto.

—Ve tranquilo, estaremos bien.

Asiento agachándome frente a mi hijo. Tiene el mismo color de pelo que su hermana pero sus ojos son de un verde más oscuro.

—Cuídalas por mí.

—Si padre.

Dejo que me acompañen abajo donde mi hermano ya tiene listo el auto para ir por el jet. No hay nadie en la casa por lo que no hace falta despedirme de nadie.

—No hace faltas que huyas - habla Exequiel.

Todavía no le he dado explicaciones sobre lo que vio y agradezco que no me las pidas. En esta cuestión no entra el "soy el jefe, no puedes pedirme explicaciones" se que en cualquier momento me va a cuestionar hasta como me llamo.

Y si no lo hiciera, no sería propio de él.

—No estoy haciendo tal cosa.

—Si como no.

—Cállate he infórmale a Maximiliano que volveré en dos semanas - no dejo que responda y subo al auto.

Dos semanas van a ser suficiente para quitarme a la niña de la cabeza. En dos semanas voy a borrar todo deseo por ella.

Las horas se me pasan volando, el jet aterriza en la azotea de la mansión familiar y me apresuro a bajar.

Respiro hondo cuando la puerta se abre dejándome en mi territorio. La arboleda que rodea una de mis propiedades están en su máximo esplendor regalándome una vista maravillosa desde esta altura.

Todo a mi alrededor me hace sentir en casa y es que, estar en Italia es regenerador.

Mi familia ha vivido en esta propiedad por generaciones. Mi bisabuelo fue quien la inauguro como la "residencia oficial de los De Luca" y es en este lugar en dónde nació mi padre, mi hermano, yo y el ángel que me cuida desde el cielo.

Dylan

Sus ojos azules y esa perfecta sonrisa se aparecen delante e intento borrar su recuerdo por el momento. Son muchos los asuntos que tengo que tratar antes de volver, entre ellos, la fórmula y composición de la nueva droga.

Todo está sumido en el silencio. Las personas del servicio fueron re organizadas en otras casas cuando nos fuimos, por lo que la luz que proviene de la sala me hace tomar el arma y avanzar sigilosamente.

Camino y...

Los ojos se me descuelgan con la bella mujer que está sentada en el suelo. Tiene el pelo recogido con un rodete y lleva un remeron que de casualidad le tapa los muslos.

Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora