CAPITULO XLIX

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-¿Estás bien?- pregunta Tetsutetsu desde el sofá a una pelirrosa cuya mirada está perdida por su ventanal.

-Perfectamente- le sonríe.

Habían pasado tres días desde que Toga se había ido y jamás sintió tanta paz pero esa noche su paz se esfumó, la invitación a la boda de Kendo le había llegado esa misma tarde y desde que la leyó sintió un nudo en su cuello y una enorme opresión en su pecho... Tetsutetsu se había dado cuenta del cambio tan drástico de humor de su novia...la miraba con sospecha.

-Es el día de mi cumpleaños- se sienta a su lado- mis padres quieren hacer una fiesta para ese día.

-¿Te irás?- la mira con cautela.

-No- desvía su mirada de la de él- he cancelado...no puedo irme y dejar a Ochaco sola con Monoma...se lo prometí a Katsuki.

-¿Monoma?

-Él primo de Toga- lo mira a los ojos- aunque haya actuado de la manera correcta y se haya ofrecido para ser un rehén...no lo sé...no confío en su cambio tan drástico.

-¿No crees que te estresas de más, amor?- pone su mano en la de ella- todo saldrá bien, me tienes a mí para apoyarte en lo que necesites.

-Gracias...

Tetsutetsu le acaricia la mejilla izquierda con delicadeza, se va acercando a ella para poder juntar sus labios en un beso calmado, desde que andan juntos jamás habían compartido cama y él tampoco la iba a presionar... él quería que cuando hicieran el amor fuera especial y ella le haría saber cuándo era el momento indicado pero efectivamente no era esa noche...

Kirishima se encontraba en su cuarto viendo las estrellas, tan bellas y resplandecientes.

-No lo sé cariño creo que me gustan más los tulipanes como centro de mesa- comenta Kendo- ya sabes para que se vean bellísimas ¿o prefieres girasoles?

Él pelirrojo se gira para verla sentada en su sofá con un montón de libros.

-Los que a ti te complazca cariño- vuelve a dirigir su mirada al cielo- los que elijas estará bien para mí.

-Sabes la otra vez me encontré con el conde Tetsutetsu- lo mira de reojo- me ayudó a escojer los manteles de mesa y tomamos un té.

-¿Enserio?- pregunta sin voltear a verla.

-Si- responde- fue de ayuda.

-Itsuka- voltea a mirarla, se acerca a ella y se agacha para estar a su altura- sabes que te quiero ¿verdad?

-Si- sus ojos brillan- y tú sabes que te amo.

Ejirou no responde, solo la mira...llevaban casi 6 meses de relación y en todo ese tiempo nunca le ha dicho que la ama...la quiere y eso jamás lo va a dudar pero no creía que la llegara a amar...se sentía egoísta por ese hecho.

-Lo sé- le da un beso en su frente- iré a tomar un baño.

Se aleja de ella, Kendo ve como desaparece... tal vez tuvo un mal día...si eso debe ser...dejo de lado su inseguridad y siguió tratando de elegir las flores para el día de su boda, todo saldría perfecto...
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Ochaco se encontraba en los establos acariciando a su yegua, no podía montarla pues eso le podría ocasionar daños a su bebé, así que lo mínimo que debía hacer era apreciar su hermosura.

-No tuve el privilegio de cabalgar más tiempo contigo- la mira a los ojos- pero estoy segura que lo podré hacer más adelante.

La saca de su corear para agarrarla del lazo y si caminar a su lado por el jardín, el aire corría a todo su esplendor, la noche estaba estrellada y ella solo podía apreciar el cielo nocturno anhelante...unas lágrimas resbalaban por su angelical rostro, la yegua le dio su confort, extrañaba a Katsuki y ya no podía seguir esperando.

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