2. A Inumaki le gusta rogar

5.1K 507 192
                                    

"Son más de las 12 y entra su llamada.
Siempre que ella piensa en mí acaba mojada"

Se ha puesto a pensar en ello, aunque no lo crean, en el tipo de parejas qué hay dentro de la asociación, en la escuela siempre hay diversidad en esta clase de temas ¡era asombrosamente horrible! Porque últimamente mira mucho a Yuta, durante clases y de manera sigilosa, desde su cuello ancho hasta sus músculos que se esconden bien en esa camisa que siempre usa. Yuta es muy alto, bastante alto, eso le agrada demasiado porque sentir que tiene cierto poder sobre él es algo... emocionante. Pero se da cuenta que son la única pareja con esa diferencia de cuerpos tan intensa, Maki no cuenta, Maki es como Diosa griega.

Entonces aquí venía la cuestión, se puso a pensar mucho en cuanto a la intimidad con su pareja, porque nunca lo habían hecho realmente mucho menos luego de que Yuta se fuera años al extranjero, se ha descubierto ser algo dramático, solo fueron dos años. Sus ojos iban del tamaño que tenían Megumi e Itadori, Itadori es algo más bajo que Megumi, pero no lo suficiente como para que se sienta la gran diferencia, sin embargo también es más robusto que Fushiguro. La anatomía de Megumi y la suya también son distintas, ambos son delgados, de cuerpos finos y sin muchas cosas bruscas en ellos, incluso poseen la nariz igual de respingada, quizás Megumi la tenga un poco más fina. La cosa era esa, que Itadori y Megumi no estaban tan alejados anatómicamente hablando, se complementan bien y los rumores llegan rápido a todos.

Sabemos que se encierran en los baños cuando no hay nadie cerca. Cortesía de Gojo. Entonces su relación no es un misterio, incluso Yuta se ha dado cuenta. Ahora su vista se iba a Maki y a Nobara, ambas eran ciertamente feroces, y, contrario a lo que la gente creía, Maki tenía rasgos más finos que Nobara, no la hace menos linda, por supuesto, pero sí marca una diferencia casi indetectable. A menos que te pongas a visualizar insanamente como lo había estado haciendo Inumaki. El albino se considera observador, no habla mucho, es más de ver a los demás, entonces también se ha dado cuenta que el profesor Gojo tiene ciertos secretos por ahí.

No se lo pregunten a Yuta, pero el azabache le confesó que a veces Gojo se quedaba mirando la foto del antiguo hombre que estaba a su lado. Y también se puso a repasar eso, esos dos no son tan diferentes como tal. Quizás Geto es más robusto, Gojo es algo más alto. Lo mismo que pasa con Fushiguro e Itadori. Entonces cuando llegaba a su casa, lo primero que hacía era mirarse al espejo, notándose incluso más delgado que antes. ¿Eso es posible? ¿Debería preocuparse por algún trastorno de tiroides?, ¿¡DIABETES!? Estaba siendo dramático, nuevamente.

Pero es que, era inevitable, Yuta le toqueteaba cuando se quedaban solos, y no le molestaba para nada, se sentía inseguro de no tener un cuerpo suficientemente ¿lindo?, ¿admirable? Demonios, es más sencillo aprender el cálculo del discurso demoniaco que esto. Debería estar besando a su novio, recién llegado y más varonil que nunca, ¡pero estaba dudando de su cuerpo como idiota! Si Yuta le escuchara su dilema, seguramente diría amablemente que Inumaki es todo para él y que es bellísimo así como está.

Se sonrojó de solo pensar en eso, siendo premiado por el más alto como tanto le gustaba entre besos y besos en el sillón del hogar de Okkotsu. Estaba harto, así que decidió simplemente: dejarse llevar. Que pase lo que tenga que pasar, no estaba para estos debrayes emocionales. Así que suspiró, y salió del baño, que había monopolizado por un buen rato, para mirar en el pasillo al dueño de sus escalofríos, en buen sentido.

— ¡Inumaki! — parece cachorro moviendo la cola, piensa. Es algo lindo. — Gojo-Sensei dijo que se acababa por hoy, ¿vamos juntos a casa?

Lo dice como si vivieran juntos. El albino asiente, la verdad le emociona su tiempo a solas con Yuta porque cuando estaban en completa soledad, el más alto se volvía algo más intenso. Y a Toge siempre le gustaron los mimos.

RadicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora