CAPITULO 15

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-No quiero que me abandones ¡No quiero! - grito Charlotte, con las trenzas rubias sobre sus hombros, era una niña hermosa - ¿Por qué dices que algún día te irás?

Caminaba con su pequeña manita entrelazada al joven chico de ojos azules que la guiaba por el peligroso bosque.

-Volveré por ti rubita...prometo que regresaré - ambos se pararon unos instantes, donde el beso la mejilla de ella -Estes donde estés, te buscaré...Por todo el planeta, el infierno o el cielo. Pero llegaré a ti sea como sea.

-¿Por que...? - dijo ella con los ojos muy abiertos, con dolor - ¿Por qué me vas a abandonar? Eres mi único amigo.

Reanudaron sus pasos, empezarom a correr apresuradamente. Habia empezado a llover y debían encontrar algún árbol grande en el que refugiarse.

Los relámpagos sonaban con fuerza.

-Hay tantas cosas que no te he dicho, tanto que no sabes de mi...-susurro el chico con una mueca,su cabello rubio estaba despeinado, se veía tan lindo, era un niño tan adorable - Los vampiros son nuestros enemigos, ellos odian a los humanos, algún día nos encontrarán, presiento que será pronto, cuando lo hagan van a matarnos de la forma más cruel y sanhrienta posible, es eso, o tendremos que huir, que separarnos...

-Pero yo no quiero separarme de ti - dijo ella con una sonrisa triste.

Ambos se refugiaron debajo de un enorme árbol, que les cubría lo suficiente para no mojarse por la lluvia, la tormenta cada vez era mayor.

Ella no dejaba de temblar, el frío era amenazador, Tristan lo notó, el no parecía ni si quiera notar el viento, estaba quieto e indiferente, por lo que se quitó su chaqueta y se la colocó a ella sobre los hombros.

La prenda desprendía un cálido y agradable olor a el...Era de algodón,muy suave.

Ambos se lanzaron una sonrisa.

-No creo que la lluvia se alargue mucho - hablo el mientras ambos se sentaban en la tierra.

T

ristan estaba sentado con la espalda apoyada en el tronco del árbol, era un niño muy delgadito,la  comida siempre había escaseado para los humanos.

Ella se había acurrucada sobre su pecho, su piel estaba tan caliente, que la niña dejó de temblar. Podria quedarse en aquella posición el resto de su vida.

Estaba tan cómoda sobre el...

Tristan le acariciaba con delicadeza el cabello, recogiendoselo detrás de la oreja.

-Cantame algo, rubia...- murmuró el con voz ronca.

-¿Ahora? ¿Con esta lluvia? ¿Por qué?  -dijo riéndose.

-Me encanta oír tu voz...es lo más hermoso que jamás mis oídos podrán escuchar - amiro.

Y así fue como la niña empezó a cantar, tan adorable y dulcemente que Triatan no pudo apartar la mirada de ella.

LA LEYENDA DE UN AMOR SANGRIENTO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora