Parte II - Capítulo XXII

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AHORA SÍ YA LLEGUÉ


***


Aiden

La siguiente vez que nos vimos con Alex para hacer la asignación de Literatura de la semana, luego del éxito de su fiesta, había algo pesado en el ambiente, algo que se tenía que decir pero que no habíamos sido capaces de hablar.

Al ver la preocupación en los ojos de Alex y su notoria tensión, sabía que había llegado el momento que habíamos estado posponiendo por varios días ya.

—¿Está todo bien, Alex? —le pregunté, sabiendo cuál sería la respuesta.

Por un momento me pareció que diría que sí, pero se arrepintió a último momento y soltó un largo suspiro.

—¿Has pensando qué vas a hacer con Ashley? —preguntó Alex, moviéndose inquieta en el sillón a mi lado.

—No realmente.

En realidad, sí lo había pensado, y mucho, lo que no significaba que hubiera alcanzado una respuesta.

—Yo... Muchas cosas están en la línea con esto, Aiden. ¿Por qué no le has dicho?

Negué con la cabeza, mirando a un punto fijo en el suelo.

—Es complicado.

—¿De qué hablas?

—No la conoces como yo —negué con la cabeza—. En cuanto sepa, querrá hacer algo al respecto.

—Algo como... ¿contra mi familia?

Asentí, mirando cómo sus ojos se abrían un poco.

—Eso es... bueno, no sé qué es. Crees... ¿crees que denuncie a mi padre?

—No hará solo denunciarlo, se asegurará de que todo el mundo se entere de lo que pasó. Tu padre... Es el alcalde, Alex, y todos sabemos que tiene conexiones en el congreso. La justicia no hará nada contra él, así que recurrirá a la exposición pública.

Ella se quedó callada un momento, sin mirarme.

—Aiden, yo...

—Lo que hizo tu padre ha estado mal, Alex. Si es capaz de hacer eso, es capaz de eso y más. ¿Eso no te asusta ni siquiera un poco? Podría incluso hacerte daño a ti si es que eso le diera beneficios.

—No digo que mi padre no sea capaz de eso y más, pero sé que jamás me lastimaría, al menos no irreprablemente —sus ojos estaban brillantes por lágrimas contenidas cuando me miró—. Yo más que nadie sé de lo que es capaz, pero exponerlo al ojo público así podría sacar a la luz otras cosas.

—¿Cómo cuáles?

—Como... como en qué ha estado metido Travis todos estos años, como...

Se frenó, como si estuviera a punto de decir algo que no debería.

—¿Cómo qué? —insistí.

—No puedes decirle, Aiden —insistió en cambio.

—Alex... Esto es...

—Si lo dices, arruinará a mi familia, me arruinará a .

Sí, eso era lo que más temía, pero Alex no tenía nada que ver con esto. Si pudiera hacerla entender...

—No tiene por qué explotarte encima. Tu familia es claramente peligrosa, pero tú no tienes nada que ver con esto.

—No lo entiendes —había desesperación en su voz—. Hay cosas que simplemente no pueden saberse.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora