O N C E

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Bárbara'


Salgo de mi trance cuando escucho el intercomunicador de mi departamento, lo sigo con calma y lo atiendo.

—Hola, buenos días Sra. Bárbara, el Sr. Leonel está acá, ¿puedo dejarlo entrar?

No quería verlo, pero necesitaba decir algunas cosas y ponerle los puntos.

—Puedes dejarlo pasar, gracias.

No hablamos en dos semanas, rechacé sus llamadas e ignore sus mensajes. De nada sirve insistir en participar en la vida del bebé si él no tiene la iniciativa con su propia mamá. No quiero que le falte al respeto, pero necesito que crezca y entienda que ahora no es solo él. Tendrá un hijo.

Fui a abrir la puerta. Sabía quién estaba del otro lado y no me gustaba.

—Gracias a Dios. —dio un suspiro de alivio cuando me vio.  —¡Llevo días, semanas intentando hablar con vos! ¿Puedo entrar? Vamos a hablar.

Le abro paso y él entra rápidamente, probablemente antes de que desista de dejarlo pasar. Se acerca al sofá y se sienta detrás de mí.

—Mira... —empieza, pero tenía cosas de qué hablar.

—No, Leonel, mírate  —lo interrumpí con calma —Si tenes dudas sobre la paternidad, hace el ADN cuando nazca el bebé y senntite libre de alejarte durante el embarazo. —tomó aire para decir algo, pero no lo dejé —Trabajo, vivo sola y durante años me las he arreglado sin la ayuda de mis papás. Voy a tener un bebé, gracias a Dios ya pasó la mala etapa y busco apreciar cada segundo de este regalo, ahora vos decidis si te vas a convertir en el hombre que un niño necesita o no. No quiero tu guita y no quiero la nariz de tu mamá metiéndose donde no pertenece. —hizo una mueca, pero no me importa. —no quiero un papá para mi hijo, él me tiene a mí. Depende de si queres tener la oportunidad de tener un admirador o no.

Leo todavía estaba procesando mis palabras mientras me miraba profundamente a los ojos.

Por primera vez noté lo azules y claros que son, imaginando que tal vez mi hijo nos saldríaa a los dos.

Después de unos segundos se humedeció los labios antes de hablar.

—Quiero, obvio que quiero. Pero bueno, son así. De hecho, ella. Ella hizo una ruta para mi vida y quiere que la siga de todos modos.

—Vas a tener un hijo, ya no sos un nene que sigue rutas. Creo que la ayuda y el apoyo que te dan es maravilloso, pero ya no sos un nene.

—Yo sé, yo sé. —se pasó la mano por su cabello rubio —no quise decirte eso, ¿sabes? Quiero estar presente en la vida de mi primer hijo. ¿Alguna vez pensaste en dejarlo vivir en mi casa?

Me atraganté con mi propia saliva y me eché a reír mientras miraba el rostro confundido de Leonel.

No puede hablar en serio, este pibe seguro vive en un mundo paralelo.

Mi boca se durmió por el nerviosismo.

—¿Por qué crees que yo... Dios mío. — Me tapé la boca indignada. —Te volviste loco.

—Vivimos en un lugar mejor, él podría tener un tipo diferente de realidad si está allá.

Seguí riéndome, pero no sabía si estaba nerviosa o realmente pensé que era divertido la forma en que de sentía superior.

Me levanté sin decir nada y le abrí la puerta.

Sus ojos rodaron y se negó a levantarse.

—No me voy de acá, Bárbara. —se encoge de hombros con cinismo —Vine en son de paz, tratando de solucionarlo de la mejor manera. Quiero que el bebé viva conmigo.

papá sustituto; trueno  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora