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narrador omnisciente

Con las palmas de las manos sudorosas y la cara caliente, Levi conducía entre el torrente de nieve que caía contra el parabrisas, era difícil ver entre el clima tan agitado y con el corazón apuntó de salir por su boca.

–Siento molestarte hoy– Erwin hablo bajo mientras miraba el paseo desértico por la ventana, su traje aún lucía húmedo por la nieve, pero estaba más calmado de lo que había llegado a la florería.

–No necesitas disculparte, además, gracias a ti llegaré a casa está noche– Levi lo miro por un par de segundos con una semisonrisa en los labios y de la misma forma Erwin le regreso la sonrisa, pero más como una mueca. –¿Quieres hablar de ello cuando lleguemos? – Fue una pregunta cautelosa, al mismo tiempo que curiosa, estaba lleno de preguntas, pero también tenía ganas de abrazarlo y simplemente consolarlo aún sin saber nada de lo que le había pasado esta noche.

–¿En serio quieres saber? – Levi Asintió con la cabeza sin poder mirarlo, ahora sus ojos podían divisar parte del camino que ya conocía, estaban cerca.

Ambos decidieron quedarse callados, algo incómodo, pero no insoportable, podían escuchar el viento correr fuera del auto y las llantas correr en el pavimento helado, Levi aún podía sentir sus dedos entumecidos contra el volante.
Las luces de su pequeño hogar, lograron escabullirse por la distancia hasta sus ojos. Dio vuelta a la derecha y luego de unos segundos, ambos estuvieron frente a la puerta, Levi bajo del auto de forma rápida abriendo la puerta y encendiendo las luces de la entrada, Erwin bajo del auto encorvado cubriéndose de la nieve con el abrigo. La pareja entro a la casa cerrando la puerta tras de ellos, era un cambio grande de calidez entre ambos lugares.

Después de unos segundos estando en la puerta Levi puso su capa sobre el perchero, paso por detrás de Erwin quitándole el abrigo que lucía tan pequeño sobre su cuerpo, estaba totalmente empapado al igual que su cabello. Levi sonrió enternecido por las expresiones avergonzadas que Erwin tenia de vez en cuando.

–Bien, ¿quieres ir a darte una ducha? preparare algo de chocolate caliente ¿te gusta?– El rubio lo miro entre el espesor de sus pestañas asiéntenlo como un pequeño niño después de un regaño, Levi quería comérselo –De acuerdo, ven conmigo– Tomo su mano para llevarlo a través de su pequeña casa, encendió la luz del corredor hasta llegar al baño, este era de un tamaño decente, con una tina de baño y azulejo blanco, Erwin pensó que todo lo que tocaba Levi e incluso donde vivía estaba lleno de paz –Traeré la toalla, puedes usar la tina si quieres, tomate tu tiempo– Levi sonrió yéndose y cerrando la puerta para la privacidad del hombre. Al fin sintió que podía respirar, con rápidos pasos llego a su habitación sacando una de las toallas blancas que estaban dobladas a detalle en el armario, y con paso firme avanzo de regreso al baño, toco la puerta antes de entrar, recibiendo un "pase" del interior –Aquí esta la toall– Puede que su mandíbula no haya caído al piso por el simple hecho de que la tenia pegada al restante de su cara, pero no era para menos, el cuerpo de aquel crush que últimamente lo tenia tan encandilado de una mala forma tenia un gran cuerpo, sus pectorales lucían perfectos al igual que sus brazos, y su abdomen parecía tallada por miguel ángel. – Ah, l-lo siento, aquí tienes, yo estaré afuera–

Había tratado con todas sus fuerzas mantener sus manos quietas en donde estaban, pero su corazón se aceleraba como si hubiese corrido un gran maratón a esta hora, y su cuerpo entumecido como si estuviera parado en el helado clima de afuera sin ropa que lo cubriera.  Pronto despertó de su anonadado estado, pero aun con los pies en las nubes, floto hasta la cocina 

  Pronto despertó de su anonadado estado, pero aun con los pies en las nubes, floto hasta la cocina 

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Sobre ti || EruriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora