Memento Vitae

Capítulo 26: ¿Hacia dónde?

Julio 2033 – Parque Conmemorativo Louise Vertye – Ruby

La puerta de seguridad, parecida a una compuerta de una nave espacial o algo relacionado a la ciencia ficción, una basta neblina algo densa y baja como un lago de nubosidad se hizo presente tan pronto asomé la cabeza para inspeccionar el lugar.

Árboles inmensos cubrían el inmenso cielo estrellado aún, habían pasado algunas horas, posiblemente un par de ellas, el amanecer posiblemente tardaría aún, pero no podemos esperarle, siendo iluminadas por el alba guiaremos la ruta hasta el lugar de reunión de la voz, no puedo esperar la oportunidad de estar frente a frente con el y poder enmendar la tortura que nos ha hecho pasar a lo largo de estos días.

- Pues... parece seguro por ahora, el único inconveniente sería esta neblina...

- Ugh, eso es lo que veo... está cayendo a cascadas aquí abajo, apresúrate niña – Externaba con molestia y cansancio mi compañera Ceren.

Habíamos escalado unas escaleras inmensas, casi parecían casi interminables, entendible al encontrarnos cruzando un laberinto subterráneo en el drenaje, aún con la potenciación del suero administrado estando activa en nosotros, el cansancio empezaba a cobrar facturas.

Salí de la escalera ayudando a Ceren dándole la mano saliendo finalmente de ese largo infierno. Un laberinto interminable, oloroso, para nada iluminado, y aparte con criaturas de historias de ultratumba, no es una cita que quisiera repetir alguna vez en la vida.

Recuperamos un poco el aire, ahora estábamos ante un mar de neblina, que pasaba como un lago de entre las rejillas de los andadores, de lo que parecía ser un parque comunal. Arbustos, flores y grandes arboles se asomaban de entre el gas denso, dando, al mismo tiempo, una tétrica pero agradable vista.

Los faroles daban una iluminación perfecta para guiarnos en el sendero, incluso a lo lejos se apreciaba una plazoleta, aparentemente vacía, con grandes carpas, series de luces amarillentas y algunas plantas que daban un ambiente perfecto para una cita al aire libre, si solo fuera esa la ocasión en este momento.

Caminamos con mucha cautela por el rio de neblina, el silencio abrumante causaba cierto estrés que nunca desaparecía, ni el sonido de aleteos de los murciélagos de la noche, ni el correteo de las ardillas por las ramas de los altos árboles, solo se percibía el chasqueo que hacían nuestro calzado y el agitar del armamento.

- Parece que salimos de una película de horror solo para entrar en otra más, maldita sea – se quejaba Ceren. En este punto creo todos comenzamos a sentir temor por lo que pueda suceder, o por lo que podamos encontrarnos, dudar ante todo y pensárnoslo dos veces antes de actuar es el mantra que llevamos alzando por ahora.

- Totalmente... y no es una película que quisiera ver en cines... ¡Ey! Mira, creo que hay algo sobre la mesa... parece... ¿¡Comida?!

Ceren adelantaba el paso, sorprendida de lo que sus ojos ahora presenciaban.

- ¡No me jodas tienes razón niña! – ambas comenzamos a trotar hasta llegar a una de las mesas cuadradas y de madera fina de la plazoleta.

Sobre ella, había un par de chilli hot dogs, hamburguesas, papas fritas y un par de malteadas y boba tea, parecía un festín como para cuatro personas hambrientas. Aunque cada una de nosotros valía por dos por lo que no importaba el número realmente.

Ambas nos encontrábamos salivando por la comida enfrente, sin embargo, aquí es donde entra en acción nuestro mantra, dudar de todo, no podíamos simplemente lanzarnos a un tobogán si no sabíamos realmente que había del otro lado ¿cierto?

- ¿Quién tomará el riesgo?

- Podría hacernos los honores con todo gusto, creo soy un soldado más reemplazable que tu niñita – Bufaba Ceren tomando uno de los hot dogs. Dio una gran mordida, su rostro cambió totalmente a uno de felicidad. Dejó el alimento en la mesa y se separó un poco, esperando alguna reacción inmediata de algún veneno o algo por el estilo.