El amor. Un sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común. O esa es la definición que se le da a un sentimiento que para muchos, es simplemente incomprensible. Puede llegar a ser algo tan hermoso al puro estilo de las películas de Hollywood o de aquellas novelas de amor, como una estaca en el corazón que deja una cicatriz en el corazón de por vida, dejando un vacío que difícilmente se puede llenar, razón por la que muchos temen a "amar".
Pero en palabras de Kei, el amor era simplemente algo banal y sin sentido. Decía que no necesitaba tener una historia de amor, eso era una tontería y una total pérdida de tiempo.
Eso siempre ha creído.
Sin contar su fría personalidad que causaba escalofríos al valiente que tuviera la dicha de dirigirle la palabra viéndolo a los ojos. Aunque teniendo una pequeña excepción con su equipo. Ellos eran los únicos que, aunque en un inicio sí tuvieron aquella percepción del rubio, lograron aceptarlo como uno de los suyos. Sin embargo, para Kei era difícil siquiera confiar en ellos (exceptuando a su amigo de la infancia). Después de todo, la traición de su hermano era algo que aún lo perseguía. Sentía que solo podía confiar en una persona y que así sería siempre.
Pero la vida le iba a dar una suave cachetada para que reaccionara ante la realidad. El día que conoció a Hinata Shoyo.
Un chico que deslumbraba luz en todo su ser, con una sonrisa reluciente que era el perfecto complemento para su personalidad tan positiva y alegre, con unos cabellos anaranjados que con cada salto que daba se elevaban en el aire y unos ojos marrones que brillaban como estrellas centelleantes.
O en una sola palabra, sol. Brillante y cálido que alumbraba al equipo. Y él siendo todo lo contrario, la luna que atrae a la oscuridad.
Dos cuerpos celestes que solo cruzan una mirada ante el amanecer y el anochecer. Separados, nunca unidos, a excepción de un momento en donde ambos se encuentran y la luna es envuelta por las llamas ardientes del sol.
Un eclipse.
Ocurrió cierto día lluvioso, el rubio alistaba sus cosas antes de partir a su hogar. Su mejor amigo se había ausentado por una gripa que lo tenía tumbado en la cama y la práctica de hoy no se había extendido hasta tarde, por lo que sus sempais se habían ido justo al terminar de limpiar el gimnasio. Y bueno, "El Rey" y la "mandarina con patas", como suele llamarlos, también se fueron. A regañadientes porque querían quedarse a practicar más, pero Suga aseguraba qué la lluvia empeoraría y no quería ver a otro de sus cuervitos ausentes.
Así que estaba solo en el cuarto de cambio, intentando abotonarse con calma los botones de su camisa. Pero el silencio para Kei era molesto, quería algo de ruido a su alrededor y no se refería a los gritos de Nishinoya o la risa de Hinata o los molestos gritos del Rey. No, él quería la música que lo relajara.
Y al tener prácticamente toda la habitación para sí solo, aprovechó el único momento en el qué podría hacer un acto de locura.
Tomó su teléfono y lo colocó en la mesa de madera con todo el volumen, presionó el botón y deleitó sus oídos con una de sus canciones favoritas.
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Cambie por mi mandarina - Tsukihina
FanfictionQuien diría que la alguien como Tsukishima fuera a cambiar por Hinata o como el suele decirle "mandarina". En colaboración con Marceokumura. Los personajes y el arte usado no son de nuestra autoria.