Había perdido todo en su vida, su divinidad, sus amigos, sus padres, su pueblo, su dignidad. Pensaba que nada le quedaba en el mundo y lo único que podía hacer era espiar sus pecados, sin embargo nunca creyó caer en los brazos del amor; se enamoro perdidamente aunque siempre supo que aquel amor jamás sería correspondido.
A veces lloraba en silencio y en la soledad, maldiciendo su suerte y el karma que arrastraba consigo mismo. Sin embargo un evento desencadenó un encuentro apasionado entre el y la persona que amaba profundamente y aunque el no podía recordarlo lo guardo para si mismo como un secreto que llevaría por siempre. Siendo omega, nunca había conocido a un alfa; pero aquella noche fue marcado y había entregado su cuerpo sin parar hasta el amanecer.
Su vida dio un giro drástico y mientras más secretos salían a la luz más difícil para el era estar con el alfa; sin embargo, en aquella cueva se sintió a morir; no podía creer tanta dicha, ¿Realmente le amaba tambien?
Fue mucho para procesar, pero tan pronto como su felicidad había llegado se la arrebataron; su amado murió dejándolo solo con un recuerdo y la promesa de un reencuentro.
Fue doloroso, pero se dijo a si mismo que esperaría, esperaría 800 años, 1000 años... Los que hicieran falta para ver de nuevo a su amado. Si el había pasado 800 años buscándolo por el mundo entonces haría lo mismo.
Sin embargo todo cambió; una nueva ilusión llegó su vida, en su interior empezaba a crecer el fruto del amor que tanto dios como fantasma profesan. Se esforzó en cuidarse, pero muchos otros dioses no veían lo que el. El deseaba con su corazón pero ellos veían a un ser que no debía nacer.
Nada ni nadie le quitaría el fruto de su vientre, así tuviera que luchar con el mismo Buda. Pero aún, el destino era cruel... Llamaba a su pequeño XiaoHua, su sonrisa se iluminaba cada que miraba su vientre creciendo pero su salud deterioraba.
La llegada de este fue tan sorpresiva para el que apenas y tuvo tiempo para hacer algo, empezó con calambres habia creído que nunca más volvería a serntir dolor; pero ahora, un niño estaba pidiendo salir de su cuerpo y llegar al mundo. Pujo, grito, empujó... No sabía mucho sobre partos en omegas y sin embargo ahí estaba. Lucho contra el dolor y se esforzo...
Un niño nació, piel pálida, cabello negro. Recordó cortar el cordón umbilical y abrazo al niño que comenzó a llorar, sin embargo no tenía más fuerzas
—Xiao Hua... Perdoname, soy una madre inútil—
Su cuerpo se iba desvaneciendo, el parto había consumido toda su energía espiritual; lloro, no quería deja a esa pequeña criatura sola... No cuando era tan pequeña e inocente
—San Lang... Perdoname, no podré cumplir la promesa que hicimos; pero Xiao Hua te espera... Te necesita tanto como yo—
Solo miro al niño, hasta casi desvanecerse susurrando una y otra vez "Xiao Hua"
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Cuando abre los ojos, el lugar no parece haber cambiado, busca con la mirada a Xiao Hua, pero este no está; toca su vientre pensando que pudo ser una pesadilla... Pero no es así, su pequeño no está. Se desespera, no entiende que pasa, su niño, su vida ya no está... ¿Quién se llevó a su hijo mientras estaba inconciente? Lo necesita, tiene que encontrarlo; se vuelve loco de miedo al solo pensar que alguien le hubiera hecho algo.
Solo entonces escucha unos pasos acercarse, son pasos de niño, al santuario entra un niño, ropa gastada, pero entre sus manos lleva flores pequeñas y preciosas. Ese niño tiene el cabello negro, la piel pálida, cubre su ojo derecho con vendas aunque el izquierdo es un precioso iris dorado*
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Xiao Hua
Fanfiction_esta es una idea que se me vino a la cabeza tras ver las ilustraciones publicadas en este post; no me quería quedar con la idea así que decidí plasmarla a continuación. No la relacionen a mi actual rol de embarazo, pero menciona leves referencias a...