La caída de Lucifer - Capítulo 6.

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El pánico era el dueño de toda la ciudad. Los demonios cada vez se aumentaban en número, causaban mayores muertes y destrozos irreparables a los habitantes de la ciudad.


-Dave, acompáñame justo a tu madre y hermana, no te preocupes, la capilla aún puede resistir, espero que hasta el anochecer - dijo Jefferson un poco nervioso.


Nos dirigimos hacia un pasillo de aquel lugar, no se podía ver con claridad, porque las ventanas estaban cerradas con madera y solo entraba una pequeña luz del sol por las hendijas. La electricidad no funcionaba, así que Jefferson encendió una vela, la cuál era nuestra única fuente de luz.


El pasillo parecía no tener fin. Al doblar por cada esquina, nuevamente aparecía otro pasillo, era un laberinto que solo Jefferson conocía.


Hasta que por fin, dimos con la habitación y entramos.


La habitación estaba totalmente oscura, pero en el fondo se podía observar un destello brillante, color celeste.


Nos acercamos hacia esa luz y dentro habían unas cosas: un pergamino, una cruz, una espada y un objeto que parecía la mitad de un círculo.


-Esto es, adelante Dave son tuyos, tómalos — dijo Jefferson.


-¿Míos? ¿A qué te refieres? — pregunté.


-El día en que tu abuelo murió, los demás arcángeles se enteraron de su muerte, pero ya nada podían hacer lo habían perdido para siempre. Es por eso que decidieron entregarle las armas de guerra que tu abuelo utilizaba para combatir el mal a tu padre, las cuales solo pueden ser utilizadas por aquellos que tengan sangre celestial.


Ese fue el obsequio de tu padre, pero al fallecer, sus cosas deben pasar a sus futuras generaciones, peleando con el mal hasta el fin. Eso fue lo que juro tu padre.


En cuanto a mí, como yo estaba del lado bueno, y decidí pelear junto a tu padre, me dieron unos objetos provenientes de las tinieblas, que fueron saqueados de algunos demonios que habían sido derrotados.


Lo que yo recibí fue: una cruz, está formada por dientes de demonios, garras y almas atormentadas. Una guadaña, formada por lágrimas de sangre, de todos aquellos guerreros que a lo largo de la historia vendieron su alma a lucifer para tener éxito en las batallas, y por último esta otra mitad del objeto que tu posees, si los juntamos juntos formaremos un círculo, que llamará las legiones de ángeles cuando los necesitemos. 

No hay que olvidar que por mis venas corre sangre demoniaca y yo soy el único que puede usar estas cosas, aparte los arcángeles hicieron un conjuro para que se selle una unión entre estas cosas y yo.


En cuanto a tus cosas, son muy poderosas. El pergamino contiene conjuros capaces de sanar y curar toda enfermedad, llevar nuevamente a cualquier demonio donde fue creado, crear posiciones, capaces de matar a varias decenas de demonios, etc.

La cruz, formada de un material aún más duro que el diamante, fue bendecida por los propios Arcángeles, y la espada, formada del mismo material que la cruz, pero esta fue creadas por las propias manos de los ángeles, talladas con el amor de todas aquellas almas que hoy descansan en los cielos. Fue bendecida por cada ángel en el cielo y también por el mismo Dios, con el propósito de que tu abuelo, junto con los demás Arcángeles, mantuvieran a salvo las almas puras de caer en las tinieblas, pero el amor fue más fuerte y es por eso que tu abuelo murió. Es por esa razón que tu padre debió seguir con su mandato, y ahora es tu turno.

La Caída de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora