Ballisaray [Fanfiction EXO/ KaiSoo|SooKai-HunHan]

Ballisaray Cap 16. Pétalo por pétalo

«Su lugar es el principal en mi corazón.

He alcanzado la tranquilidad en sus brazos.

Soy un vagabundo errante.

Fría como el hielo es la soledad de todas mis noches.

Como el día, mi amado nace,

está sumido en mi completa oscuridad.

Mis esperanzas estaban rotas completamente.

Su ayuda llegó justo a tiempo.

Así que a partir de ahora, yo, si muero, no habrá problema.

La tristeza es una carga pesada en este mundo,

pero no tiene importancia para mí».

Tarkan—Gün Gibi.

Fuente desconocida

     De vuelta en Aşk Sarayı, Malik estaba realizando su baile, embobándolos una vez más. A veces se cubría parte del rostro y movía la cabeza a un ritmo divertido, al compás de los tambores. Kyungsoo fue a visitarlo con motivos muy serios, pero le era imposible no perderse entre la seducción de sus artísticos movimientos. Geyik había ocultado su rostro con un velo, dejando solamente sus ojos al descubierto y de ese modo se movía de un comensal a otro llenando sus copas, pero no se acercó a Sehun, dejó que a él lo atiendan mujeres mientras el médico se enloquecía de ganas por tenerlo cerca, preguntarle cómo se sentía, rozar su mano aunque fuera una vez, pero al parecer todos estaban muy atentos: Kris, Rabih, Patel, los guardas persas... todos los ojos puestos sobre Geyik y Sehun. Esa noche estaba otro hombre extranjero a la mesa, un estadounidense que tenía muy claro lo que ellos recientemente habían descubierto y sabía que en aquel lugar se vendían placeres. Cuando Malik se detuvo frente a él para danzar, de manera atrevida, el extranjero le colocó unos cuantos billetes en la orilla de su larga falda. El bailarín borró de inmediato su sonrisa y dejó de moverse. La música se detuvo, volvieron las luces, los hombres persas se abalanzaron sobre dicho extranjero sujetándolo de los brazos y lo arrastraron a la salida. Malik apenas tocó el dinero para lanzarlo al piso y abandonó la sala sin mirar a nadie, caminó con el semblante serio como si estuviera muy enojado. Tenía prohibido recibir un pago directo, así como develar el negocio de un modo tan obvio.

     —¿Qué ha ocurrido? —preguntó Kyungsoo a Sehun. Rabih a su lado los escuchó y se ofreció a explicarles.

     —Malik es nuestro príncipe, no un prostituto. Ese hombre lo ha ofendido al poner dinero en su cuerpo de esa manera, como si pudiera comprar a nuestro dios del arte, nuestro amado califa, todos aquí trabajamos para que él esté cómodo, por eso aquellos hombres que interrumpan su danza, deberán ser expulsados...

     —Pero... ¿ qué hay del dinero que se cobra para estar con Malik? —cuestionó el médico.

     —Se cobra por su tiempo, es cierto. La gente paga por estar con él, entrevistarlo o tomarse fotografías como con cualquier artista... no por sexo. Lo que Malik desee hacer con sus fans en su habitación sólo es algo que le concierne a él... a su intimidad.

     Kyungsoo y Sehun se miraron confundidos. No sabían si lo que sospechaban no era nada más que parte de su choque cultural para con unas costumbres que no terminaban de comprender. Al finalizar la noche, el mayor de los médicos pagó por un tiempo con Malik, como lo habían planeado, y Sehun caminó de vuelta a la clínica con una ahondante frustración porque no había tan siquiera rozado la mano de Geyik.  ¿Y si Malik era una de las personas que lo lastimaba? No. Ese no podía ser el caso. Durante el viaje al desierto, ambos caminaron juntos y fue el bailarín quién lloró implorándole a Kyungsoo que salvara a Geyik.

     Geyik, Geyik —pensó Sehun—, si las cosas están así de malas, no voy a dejarlo pasar.

     Mientras tanto Kyungsoo fue recibido en la lujosa habitación donde tuvo sexo con el odalisco por vez primera. Malik lo observó pasar y encendió la música, se despojó de la tela beige que cubría su cuerpo y Kyungsoo notó que estaba usando una fina falda blanca, aperlada, que brillaba un poco con cada movimiento. La tela era tan delgada que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. El médico podía ver claramente la forma de los genitales y la pequeña corona de vello oscuro y rizado en esa zona. Una franja de rosas tatuadas rodeaban en ondas su cadera así como una faja de monedas colgantes que tiritaban friolentas con el más leve movimiento. Cuando levantó la mirada, observó los ojos de Malik, delineados de manera que en los extremos se alargaba más el khôl, dándole una apariencia sumamente enigmática.

     El bailarín se detuvo frente a él quien ya estaba sentado a la orilla de la cama. Llevaba las manos a su cabeza, levantándose el cabello en tanto danzaba, con el movimiento sus costillas sobresalían y su vientre se contraía. Kyungsoo tragó con dificultad La piel morena contrastando con la blanca tela, un obligo a la altura de sus ojos, listo para ser lamido, los huesos puntiagudos y varoniles de la pelvis; pero se recordó que él no estaba ahí para eso.  El dios turco bailó un pequeño shimi, haciendo que sus caderas vibraran seductoramente y la faja de la que colgaban pequeñas monedas cantoras, entonó su alegre tintineo.

     —Malik... —consiguió susurrar a pesar de tener la garganta seca.

     —Ballisaray —replicó con media sonrisa al borde de su presentación.

     Ballisaray, Ballisaray... Lo único que necesitaba Kyungsoo para volverse loco era una palabra. Sujetó con ambas manos la cadera de Malik  y lo acercó para depositar un beso justo bajo su ombligo, en el centro de una rosa. Pudo notar como la piel morena se erizó y el hombre de pie frente a él se contrajo un poco, deliciosamente.

     Un beso. Una rosa. Eso es lo más lejos que podía llegar por el momento. Había pagado por conocer los secretos del dios turco y eso es lo que haría. Pétalo por pétalo, pacientemente, aunque se espinara.

Continuará...

  Shimi: Movimiento de cadera.  

Illan Riviere