➳Capítulo único➳

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Camina a paso raudo por los pasillos del primer piso de la preparatoria. Hirano les había dicho que volvería pronto y ya han pasado más de veinte minutos sin que aparezca. Todos los otros miembros del comité ya se están marchando a sus casas, así como él. Las cosas de su sempai se han quedado en el escritorio, por eso Hirano tendrá que regresar para recogerlas y de paso cerrar el aula.

¿Dónde lo puede encontrar?

Verifica que dispone de un poco de tiempo para buscarlo y empieza a dar un vistazo a cada salón. Quizás se encuentre en alguno. Además, Sasaki no ha ido a recogerlo, así que supone que sigue allí. Permanece por un instante inmerso en sus pensamientos. Está saliendo con él; dentro de dos días cumplirán un mes juntos. Se sorprende: todo ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Bueno, es Sasaki de quién estamos hablando. Sus sentidos no perciben el transcurrir de las horas cuando está con él. Es curioso.

Los botes de un balón lo regresan a la realidad; el ruido viene de la cancha trasera. Asoma la cabeza sigilosamente por la ventana para no alertar de su presencia. Abre bien los ojos cuando ve la escena, la maravillosa escena que se le presenta a esas horas de la tarde. Se asegura de que eso no sea una ilusión.

Misión cumplida: ha encontrado a Hirano. Y no solo a él. Un chico más alto que su sempai, de cabellos castaños que brillan con los últimos rayos de sol, y de aspecto atlético le está haciendo, como lo confirma ese intercambio de sonrisas entre el par, muy buena compañía.

Hirano empieza a driblear con la pelota, haciéndola rebotar hacia arriba y hacia abajo en el suelo. Luego la lanza a través del aro.

¡Anotación!

—¡Excelente jugada, Hirano-san!—lo felicita el castaño, mientras choca las palmas con Hirano y sonríe.

Está un 99.9% seguro de saber quién es el acompañante del rubio. Toda la envidencia apunta a que su teoría es correcta. Juega baloncesto, es alto, radiante, guapo, y lo más importante: se nota que mantiene una relación 'cercana' con Hirano.

—¿Miyano?

El mencionado queda pretificado. Como experimentado fudanshi que es, estaba tan sumergido en sus ideas BL que no se dio cuenta de que se había expuesto lo suficiente para que alguien lo vea desde la ventana.

La emoción le ganó.

—¿Hirano-sempai?—alza un poco la voz para que se le escuche—Uhm, te estaba buscando.

—¿Quién es, Hirano-san?—pregunta el castaño intrigado.

—Ah, es un kohai que está en el mismo comité que yo—hace un pausa—. Espera, voy a ver que dese...

El pelinegro, ansioso por recolectar más información acerca de esa 'especial' relación de su sempai, atraviesa la ventana para acercarse al terreno de juego sin que nadie lo invite.

—¡Oi! Las ventanas no son puertas, Miyano.

—Hirano-san..., creo que tú no eres la persona más indicada para decir eso. —El castaño le hace recordar la otra vez que estuvieron jugando básquet y el rubio hizo lo mismo que acababa de hacer Miyano; es un ejemplo a seguir para su kohai, ¿verdad?

—Ugh, cierto, como sea...

—¡Mucho gusto, soy Miyano! —se dirige eufórico al chico del que siempre había oído rumores, mas nunca había conocido o cruzado palabra.

—Mucho gusto..., soy Kagiura —lo saluda un poco aturdido por su energética presentación.

—¿Qué sucede, Miyano?—interrumpe Hirano.

—¡Oh, verdad! Lo que pasa es que ya no hay nadie en el salón. Te buscaba para que recojas tus cosas y lleves la llave al profesor.

—Espera, ¿qué hora es?

Juego de una tarde de verano - ONE SHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora