10º Capítulo

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Narrador omnisciente

En el interior de la nueva habitación de Antonio se encuentra festejando todo el pueblo que asistió a la ceremonia y la familia Madrigal, por supuesto. Hay un buen ambiente, música, bailes... 

En la base del gran árbol que ocupa el centro de la inmensa habitación, Antonio está bailando felizmente con sus padres, Isabela hace lo mismo con Mariano, y así, todo el pueblo agradece una vez más tener a esta maravillosa familia de su parte.

Todo estaba saliendo a pedir de boca: la ceremonia del don fue perfecta, Antonio recibió un don con el que puede ayudar y fortalecer esta comunidad, los invitados se lo estaban pasando bien; todo es perfecto, o eso era lo que la matriarca de la familia creía hasta que dos individuos rompieron el ambiente...

Mirabel: ¡La casa está en peligro!

La música deja de sonar, la gente para de bailar y Alma mira preocupada a su nieta.

Mirabel: Las tejas se caen, hay grietas por todas partes, y casi se apagó la vela –explica intentando recobrar aliento–.

Alma mira nerviosamente a los invitados.

Alma: Enséñame –dice mientras salen de la habitación–.

Mirabel baja las escaleras con intención de enseñarle a su abuela las grietas en su ventana, en cambio, no hay indicios de estas; todo es normal.

La joven se coloca las gafas bien por si lo que estuviera viendo es por su falta de vista. T/N está al lado de Mirabel, con la boca abierta y frotándose los ojos para ver si todo era producto de su imaginación. Al frotárselos tan bruscamente, se marea y por poco se desmaya.

Mirabel: ¿Qué? Habían grietas por todas partes...

Alma se encuentra detrás de ellas y los invitados están escaleras arriba viendo las grietas inexistentes.

Mirabel se gira a su Abuela desesperadamente.

Mirabel: La casa estaba en problemas, las grietas... –empieza a ponerse nerviosa– Abuela, te prometo que...

Mirando todo desde arriba, Isabela suelta un soplido de incredulidad. No parece creer a su hermana pequeña.

Alma: Suficiente –responde cortante mientras la mira de manera algo amenazante–.

T/N: Señora, lo que dice Mirabel es verdad. Estaba con ella cuando pasó –pone una mano en el hombro de la nombrada para apoyarla–.

Alma: No te metas, no eres parte de la familia para que puedas interferir en estos asuntos –comenta seriamente–.

T/N iba a responder, y no de buena manera, pero Mirabel la detuvo.

La anciana se gira hacia los invitados.

Alma: No hay nada malo en la Casa Madrigal. ¡La magia es fuerte! –añade alzando la voz– Y las bebidas igual.

Ese último comentario sacó algunas risas de los presentes allí.

Alma: ¡Por favor! ¡Música! –pide dando dos palmadas–.

Agustín le pide a su hija mediana que le traiga un piano para tocar algo y acatar la orden de la mayor.

Todo el mundo vuelve a la habitación de Antonio para seguir festejando, todos menos una afligida Mirabel y una preocupada T/N.

Nuestra protagonista iba a empezar a consolar a su amiga hasta que vio a Julieta en lo alto de la escalera con una mirada preocupada.
Esta, con sus ojos, le hizo entender que se ocuparía de todo.

Sueños Frustrados (Mirabel X Fem Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora