Gracias a la televisión, y después de corroborar la información en internet, sé que pronosticaron bajas probabilidades de lluvia para esta noche, por lo que descarto la idea de llevar un paraguas.
Mi teléfono vibra, acompañado del ridículo ringtone que conozco de memoria. Atiendo sin demorarme:
—Buenas, buenas, ¿cómo se encuentra la reina de mi corazón y guardiana de mis sueños más felices?
Las carcajadas de mi mejor amiga son la clave para que mi estado de ánimo se eleve por encima de las nubes.
—¡Estoy muy emocionada de que me acompañes a una fiesta! ¿Vos cómo estás?
—Bastante bien, si ignoramos el hecho de que todavía no elegí qué ropa usar —Seguido de esto, echo un vistazo al cúmulo de prendas que se hallan sobre mi cama—, pero bueno, esto me pasa por no salir seguido de parranda contigo.
—Creo que hoy más que nunca vas a sentirte arrepentida de eso... —El tono misterioso de Cinthia no me gusta nada.
—¿Por qué lo decís?
Me siento al lado del desastre textil y espero lo peor, aunque, ¿qué podría pasar en una fiesta, que tenga relación con mi forma de vestir?
—Porque como soy amiga de Kiara, además de que te agregara a la lista de invitados, me mostró quiénes están. ¿Sabés a qué rubiecito carilindo invitó?
—¿¡A Plomerito junior!?
—Exactamente. Y no solo eso... —Se calla, probablemente para provocar más expectativa al asunto, hasta que la escucho inhalar profundo para soltar la bomba—: está en la lista porque es su primo materno.
Menos mal que me senté, porque con tal revelación me habría caído de culo al suelo.
Cuando estoy por contestar, un grito proveniente del otro lado de la línea me interrumpe. Cinthia me explica rápidamente que se trata de su hermano menor, quien acaba de salir del baño, avisándole que ya puede entrarse a duchar. Debido a esto es que la llamada termina.
Conecto el cargador a mi teléfono. Me levanto de un salto y comienzo a caminar alrededor de la habitación, nerviosa.
Nathaniel es el hijo de un francés gruñón, al que debo pagarle la renta cada mes, y plomero del edificio en el que vivo desde hace dos años. Con el dato que me dio mi mejor amiga, también debo agregar que es el primo materno de Kiara. De francés solo tiene la cara de lindo: rubiecito, blanquito, de ojos casi amarillos, nariz que aporta al perfil de la perfección. Es simpático, pero le cuesta encarar un poco cuando se trata de coqueteo, creo.
Desde hace un año estoy tirando indirecta tras indirecta, sin embargo no he visto muchos resultados. Tuvo actitudes como sonrojarse o desviar la mirada luego de decir algo muy íntimo, sí, solo que no es suficiente para saber si él siente lo mismo por mí o no. Preguntarle es la única opción que manejo ahora, aunque, ¿debería hacerlo en una fiesta? Hasta ahora no encontré un lugar o momento adecuado para eso, tal vez porque tengo miedo de conocer su respuesta. Si se lo pregunto en la fiesta de hoy, puedo excusarme con que los efectos del alcohol hicieron estragos en mí, ¿no?
Suspiro. Prefiero prepararme de una vez, antes de acabar enredada en los nudos de mis pensamientos.
•••
Cinthia conocía el recinto desde hacía varios años, por lo que no se sorprende como yo en el momento que frena su auto en el jardín delantero, destrozando aquel césped perfectamente plano.
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Noche mágica
FanfictionGracias a Cinthia, Nora es invitada a una fiesta en la que también asistirá Nathaniel, el hijo del dueño del edificio donde ella vive. Además, Nora ha estado enamorada del rubio mitad francés desde hace un año y decide que esta noche será la ocasión...