8: Suerte rubita

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Jess.

—¿Ya te vas?, apenas son las cuatro de la tarde. —mi padre paró de mirar su móvil para fijar su vista en mi.

—Si, es que he adelantado la clase para que luego me dé tiempo a estudiar un poco, que si no iré muy agobiada. —respondí yo cogiendo mis llaves.

—Está bien cariño, que te vaya bien.

Me despedí de mi madre también y salí de casa poniéndome bien el bolso para ir hacia mi coche. La verdad es que si, había adelantado una hora la clase para poder estudiar un poco y así que no me rompa mi rutina. Y Gavi lo sabía, no le había avisado directamente a él pero se lo había dicho a su hermana para que se lo dijera así que hoy no tenía excusa para no hacer nada.

Subí a mi coche y puse mi playlist de Spotify, salió la canción de "Grenade"de Bruno Mars y empecé a cantarla mientras salía del parking con unos veinte minutos por delante.

Aproveché en un semáforo para mirarme en el espejo del cabecero del coche. Me arreglé un poco el pelo, ya que me había pasado toda la mañana en casa y menudas pintas traía. Mi pelo realmente es de esos que tienen muy mala pata, cada día se levanta de una forma distinta, hoy le dio por hacerse un poco ondulado y desordenado, pero no me puedo quejar, mucha gente me ha dicho que le encanta mi pelo así que quieras o no, eso te hace un poco feliz de vez en cuando.

Llegué y aparqué en frente de La Masia. El conserje me abrió como siempre y me sonrió. Subí las escaleras hasta llegar a la puerta número 7. Toqué con mis nudillos tres veces. La puerta se abrió después de unos segundos.

—Pasa —bufó como si no se acordara de que iba a venir.

—¿Quién creías que era? ¿Un alíen? —entré cerrando la puerta detrás de mi.

—Pues hubiera preferido eso la verdad —se sentó en la silla de su escritorio.

Ignoré su comentario y me senté en la otra silla dejando mi bolso negro en el suelo.

—Saca tu libreta que hoy te voy a enseñar las oraciones pasivas en inglés, y espero que estés atento por que si no no te vas a enterar de nada.

Él me hizo caso y sacó su libreta roja para abrirla al azar por una de las hojas de en medio.

—¿Me vas a poner más fichas como las del otro día?

—¿Las quieres? —levanté una ceja.

—No gracias. —sonrió levemente sin dientes y sacó un boli para escribir el título.

La clase se pasó rápido ya que Gavi hoy no estaba tan insoportable como otras veces, no sabía por que era pero se le veía un poco decaído, como cansado. Pero bueno, mejor para mi porque así me dejaba hacer mi trabajo. Además parecía que lo estaba entendiendo por que los ejercicios que le ponía los hacía bien.

—¿Entonces se pone "was" aquí? —preguntó subiendo la vista para mirarme con curiosidad.

—Si, porque en este caso el sustantivo es singular aunque en español sea al revés. —le respondí.

Aproveché para mirar mi móvil mientras él acababa de hacer unas frases. Miré algunos mensajes que tenía y me metí en instagram.

—¿Ya tienes novio? —preguntó sorprendiéndome.

Le miré extrañada y vi que señalaba a mi funda del móvil, entonces me di cuenta.

—Es mi mejor amigo —le dije y sonreí irónicamente.

En la funda de mi móvil tenía una foto de mi mejor amigo y yo, estábamos los dos abrazados sonriendo a la cámara.

—¿Y te gusta?

—No, no me gusta. ¿Por qué te importa mi vida?

—Por que me aburro y quiero perder clase, ¿qué estudias por cierto? —bromeó.

—Eres idiota —me reí—. No entiendo por que tus padres pagan una profesora de inglés cuando a ti no te interesa.

—Porque lo necesito —habló—,
y no quiero que mis padres sufran porque yo no sepa lo mínimo de inglés, además como ya no hablo tanto con ellos, pues ahora se preocupan más.

—Y tu hermana también se preocupa por ti, que lo sepas —le dije—. Siempre me está preguntando.

—¿Si? ¿Y tú que le dices? ¿Que te lo pasaste bien conmigo en el baño de la discoteca? —bromeó.

—De verdad, que pesado eres —le pegué en el hombro.

—¿No te gustó? —me imitó, como yo había intentado calentarle el domingo.

—Yo no hablo así —le miré mal.

—Claro que si rubia —sonrió.

—Creía que ya habías superado el llamarme así —rodé los ojos.

—No, no lo voy a superar. No voy a parar de llamarte así.

—¿Por qué no? A mí no me gusta.

—Pues a mí si, y nunca se me va a olvidar. Al igual que no se me va a olvidar que vas a venir a verme jugar este domingo —me miró.

—¿Este domingo? ¿enserio? Pero si no he comprado la entrada.

—¿Tú eres tonta? Te puedo conseguir una en tribuna, ¿no ves que juego en el Barça? —me dijo obvio—. Pero...

—¿Pero...?

—No lo voy a hacer —se echó para atrás mirándome detenidamente.

—Vamos a ver, ¿cuánto vale la entrada?

—150 euros creo.

—¡Si hombre!, pues ya me la estás consiguiendo que no voy a pagar eso para verte jugar niño. Ya te gustaría. —fruncí el ceño mientras él se reía.

—Que si...

—Y, ¿dónde es? —pregunté.

—¿Estás de coña?

—¿Qué pasa?

—En el Camp Nou, ¿dónde va a ser?

—¿Dónde está eso? —me miró mal—. No me mires así, nunca he ido.

—Búscalo por google y te pones el google maps, que para eso esta.

—Que antipático eres —puse los ojos en blanco.

—Si pones tantas veces los ojos en blanco, dicen que te puedes quedar ciega, no lo hagas.

Ignoré lo que me había dicho y miré la hora en mi teléfono móvil, faltaban tres minutos para que se acabase la clase de hoy. Así que guardé mis cosas sintiendo la mirada de Gavi, no se despegaba de mi.

—Espero que esta vez no se te olvide nada, no quiero volver a verte intentando ponerme cachondo. Fue un sufrimiento —bromeó.

—En verdad yo no ligo así idiota —suspiré cansada ya de sus bromas sin gracia.

—Eso espero —sonrió de lado—, aunque me lo imaginaba la verdad.

Me colgué el bolso del hombro cuando me levanté. Luego fui hacia la puerta.

—Nos vemos, de momento esta ha sido la mejor clase que hemos tenido juntos.

—Solo hemos tenido tres eh —me respondió.

—¿Enserio? Parecía una eternidad —bromeé ahora yo abriendo la puerta para salir.

—Suerte en el examen rubita —dijo en forma de despedida.

Debilidad | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora