Jade Dorado (Zhuiling)

Capítulo 30: Reclusión en el receso de las nubes.

Jin Ling estaba olvidando algo... ¿pero que era?.

"Tal vez no es tan importante" Se dijo para restarle importancia.

La brisa fresca provocaba un hermoso oleaje en el césped. Lo único sustancial ahora era disfrutar ese momento; a la voz de su madre meciéndose con el viento mientras cantaba y a sus finos dedos cepillando su cabello mientras él permanecía recostado sobre su regazo y con los ojos cerrados.

Estaba olvidando algo, pero no pudo importarle menos.

El cielo se encontraba despejado sobre ellos, y la voz que cantaba para él era tan hermosa. Su madre también era hermosa.

"A-Ling. Yo... ya no se como seguir"

Era esa voz de nuevo. Por más que hurgaba en su mente, no podía recordar a quién pertenecía. Como sea, tal vez no era importante.

Las caricias en sus cabellos pararon y el entreabrió sus ojos.

Jiang YanLi lo miro desde arriba con una sonrisa, sus ojos estaban llenos de gentileza. En su mano libre tenia un abanico extendido para evitar que los rayos del sol lastimaran los ojos de su hijo. Ella era tan bella.

Jin Ling correspondió aquella sonrisa. Y ninguno habló, las palabras no eran necesarias y el silencio era reconfortante.

La pradera era un lugar hermoso, con un extenso campo libre y una infinidad de flores rebosando el espacio. Los árboles se agitaban con las corrientes, creando sombras debajo de ellos tan refrescantes.

Sempiterno, el tiempo se sentía tan frágil. El menor tenia miedo de que todo desapareciera.

—A-Ling. Es hora de irnos, A-Die nos espera.

Ambos se colocaron de pie y luego de un momento, hombro a hombro caminaron juntos por aquella vasta pradera.

El momento era tan perfecto... entonces porque Jin Ling seguía creyendo que estaba dejando algo sumamente importante atrás.

La falda del hanfu de su madre junto a sus largos cabellos obsidiana se mecían con su caminar, los lotos bordados en sus túnicas también provocaban una oleada de confusión en su joven mente. Lotos; también le recordaban a un lugar en el que estuvo antes, a una persona... aunque tampoco podía recordar a quién exactamente.

A lo lejos, las notas de un guqin se escucharon.

Su entrecejo se frunció mientras su mente, que había estado tan tranquila antes, comenzaba a sentirse abrumada. La primera pregunta importante surgió: ¿Como llegó a ese lugar?.

—Vamos, A-Ling— Jiang YanLi extendió su mano hacia él, misma que él tomó para seguir con su recorrido de vuelta.

Probablemente la respuesta a esa incógnita tampoco era importante.

Su madre volvió a tararear para él mientras iban de la mano. Su tacto era cálido, tan cálido que una nostalgia emanó en su ser, Jin Ling no supo porque aquel sentimiento negativo inició.

La pradera quedó atrás y ahora el paisaje era boscoso, la luz de la luna los guiaba en su recorrido .

A las orillas del sendero, flores del inframundo se encontraban plantadas. Con la punta de su otra mano acarició superficialmente los pétalos carmesí de aquellas flores. El camino estaba por terminar, su padre los esperaba debajo de un gran árbol a un lado del camino.

Flores caían como lluvia y Jin ZiXuan refunfuño enojado cuando uno de esos brotes se asentó en su hombro. Madre e hijo rieron al ver como el mayor daba palmadas furiosas en un intento por quitar aquella inofensiva flor rosada de sus ropas.