Capitulo. 06

2 1 0
                                    

Dejando el alma en ello, me encontraba jadeante observando como los músculos de Liam se contraían al hacer las dominadas; me descubrí a mí misma en el acto y decidí observar al techo. Definitivamente, no era buena para esto y tampoco tenía las energías suficientes para seguir con esto, ya no podía más.

—Podrías intentarlo—Se deja caer.

—¿A qué te refieres? —pregunto alarmada y con los ojos de par en par.

—Las dominadas—responde mirándome y empiezo a creer en sus palabras cuando veo que no expresa ningún tipo de burla en su tono de voz.

—De intentarlo, podría, pero de ahí a lograrlo hay un gran tramo —dije desanimada, luego sentí sus pesados pasos acercarse.

—Te ves en condiciones —Palpa mis hombros, luego los brazos y finalmente mis muñecas, donde permaneció unos segundos y luego levantó la mirada, y fui testigo de lo sexy que puede llegar a ser, cuando arqueó una ceja. —Solo hay un problema—agregó volviendo la vista a mis muñecas y las soltó encaminándose a los casilleros, tomó unas guantillas, una cinta y regresó.

—¿Cuál es el problema? —pregunté, con el ceño fruncido, al tenerlo al frente.

—Tus muñecas fácilmente podrían zafarse—dice en tono serio mientras toma mi brazo derecho y empieza a envolver la cinta allí. Mientras lo observo noto como Jason llega con botellas de agua y las deja en el refrigerador. Cruzamos mirada por un instante y, este, se va. Está aún más delgado que cuando vine por la cita con el doctor Sandoval. Debía hablar con él, últimamente estaba alejado.

—¿Me estás diciendo débil? —pregunté con el ceño fruncido viendo como terminaba de envolver la cinta.

—No tonta —respondió sin expresión alguna.

—Y además me insultas —digo zafándome de su agarre, y lo observo retroceder dos pasos.

—Solo quiero ayudarte, si no te colocas eso me temo que podrías lastimarte o, aún peor, zafarte la muñeca —explicó serio.

—Bien —Sin ganas, dejé que me guiara.

—Primero subes a este banco —indicó colocando dicho objeto debajo de las agarraderas—Luego das un saltito para tomar las agarraderas y permaneces allí todo el tiempo que tu escasa resistencia te lo permita —gesticuló con ambas manos.

[...]

Hace 4 meses que empecé a ejercitarme y es notable la mejoría, aunque ha sido en contra de mi voluntad, debo admitir que mi condición física ha mejorado un montón. Mi relación con Liam se ha estrechado y aunque es un tonto, a veces, es muy caballeroso, el único problema que aún tenemos es que no suele expresar sus emociones, siempre está serio e impasible, pero no me molesta, a excepción de los momentos en que enarca las cejas que noto que es para burlarse de mí, justo como hizo cuando me cayó helado en la ropa. Es un chico agradable si aprendes a tratarlo. Nunca lo he visto siendo grosero o molesto, siempre es paciente y amable, aunque no lo muestre. No suele pedir ayuda, pero cuando la necesita lo noto por su mirada y me ofrezco. Últimamente hemos estado más cercanos y también he aprendido muchas cosas de él. Comprobé que el doctor es su padre y su madre es una psicóloga de gran renombre. Su padre, además de ser el dueño de la clínica en la que me atiendo, es jefe de una empresa que fabrica piezas de autos en Londres y Manhattan.

Me ha ayudado con los exámenes; porque me encontraba muy sobrecargada con las dichosas quimios neo adyuvantes. Los tres primeros meses no hubo mejoría, y las células cancerosas solo disminuyeron un 1%; por lo tanto, el doctor Sandoval, con el consentimiento de mis padres, decidió seguir tratándome por un año, como me había informado antes de empezarla.

Más allá de bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora