Dad in Training! (URSS & Rusia)

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-Cuando me llamaron tan urgentemente no creí que se tratara de una broma de mal gusto. -El de ojos hielo alzó una ceja viendo a su jefe humano sentado tras su escritorio del Kremlin, sobre este había una caja de cartón que contenía entre sábanas a un bebé bicolor que se babeaba los dedos mirándolo curioso-.

-No es una maldita broma, te toca cuidar a este niño porque es como tú. -Gruñó el hombre de bigote mirándolo con fastidio, ¡Claro que no era una broma!, literalmente había salido otro country de la tierra justo a mitad del jardín y los trabajadores sólo murmuraban sobre malos augurios o cosas supersticiosas ante su llegada imprevista-.

-Y yo me crié solo porque mi padre era un inepto, no se va a morir.. mételo a una caja con croquetas y agua, si es apto crecerá como todos y si no pues.. se intentó -El más alto viró los ojos, se suponía que su deber era encargarse de la parte militar, no ser una niñera-.

-No te estoy pidiendo consejos de crianza, obedece y  toma al maldito niño. -Stalin se levantó de su silla para rodear el gran escritorio y tras tomar unos momentos al bebé lo dejó en brazos del carmesí que apenas alcanzó a sostenerlo sin tener experiencia alguna en el tema-.

-¿Qué rayos esperas que me haga yo con un bebé, te haz vuelto loco? -El de gabardina marrón vio horrorizado cómo el humano lo sacaba casi empujando de la oficina, no podía dejarle a ese niño, ni siquiera sabía cocinar o cambiar un puto pañal- ¡Maldición hombre, no puedes hacerme esto!

-Que tengas suerte, más te vale que sea un niño bien educado -Bufó el azabache cerrando la puerta casi en la cara del representante de toda la unión, esperaba que ese niño no representase un futuro malo al final-.

•   •   •

-Pues que amables, hasta regalaron una cuna y todo.. -Murmuró entre dientes en obvio tono sarcástico, al parecer ya tenían todo listo para dejarle al mocoso pues una de las habitaciones había sido totalmente renovada en el poco tiempo que se fue, eran unos malditos-.

Hubieron algunos momentos de silencio mientras curioseaba entre las cajas hasta que el pequeño bicolor comenzó a gimotear incómodo pasando luego a un llanto suave que iba aumentando de volumen con cada minuto.

-¿Ahora a ti qué te pasa? -Con algo de duda URSS estiró sus manos enguantadas hacia el pequeño y lo alzó igual que a una maceta, en cuestión de segundos el llanto se detuvo y este se limitó a ver al mayor con un puchero- Mocoso loco..

Intentó volver a dejarlo en la cuna pero este al sentirse alejado del soviético inhaló profundamente dispuesto a romper en llanto nuevamente, a lo que el otro inmediatamente lo regresó a su pecho soltando algunas maldiciones en tono bajo. Esto iba a ser in infierno para alguien tan libre e independiente como él, por supuesto que si.

-¿Y ahora tú qué quieres? -Ya estaba fastidiado, se quería dejar caer a su sofá para leer un rato mientras bebía té pero ese niño no lo iba a dejar ni alejarse un paso- Ahora que recuerdo.. ¿Cómo diablos te llamas? 

Ladeó un poco la cabeza hacia la derecha mientras le hablaba y lo alzó más intentando buscar una etiqueta o algún bordado con el nombre, pero no encontró nada similar, ¿Ahora cómo sabría con qué nombre llamarlo?

-Ehh.. tienes cara de.. pues, argh no importa, ni siquiera lo voy a intentar -El soviético bufó otra vez, sin duda debía buscar ayuda o conseguir libros útiles para el tema tan complicado al que lo habían metido sin opción alguna- Te vas a llamar como el viejo tuerto porque no soy bueno en esto de poner nombres originales, ¿Algún problema, Rusia?

El pequeño castaño soltó un sonido similar a un "Ggu!" que casi parecía una afirmación, el de piel carmesí alzó las cejas unos segundos y luego volvió a su actual expresión de naciente estrés pues no sabía qué más hacer con el mocoso que no se le quería despegar.

Iba a ser una semana de mierda, hurra...