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~ウロボロス~

Niebla tan espesa que se filtraba por sus ojos, enrojeciéndolos con gran escozor.

Las piedras golpearon su iris y la sangre rompió la visión.

Amó la imagen frente a ella pues aparte del líquido carmesí un fuerte tono grisáceo irrumpió lo que trataba de ver.

Parpadeo.

Parpadeo varias veces deseando estar en un sueño, pero ese espejismo ahí acabó, difuminándose en silencio.

Intento abrazar la ilusión, pero como tantas veces ocurría se deslizó de sus palmas.

Y con horror, vio por fin.

Sin embargo, las lágrimas impidieron la verdad, pero esa pequeña micro milésima se mantuvo pegada, molestándola incesante, sin misericordia no la dejo descansar.

El viento movía su corto cabello, el cual no se levantaba gracias a que con horror su brazo izquierdo tomaba la cabeza, como si su mano fuese a detener el dolor.

Pero el roto hueso se mantuvo ahí, los órganos se habían deshecho en un rojizo pure, que colorada la pared escurriéndose en largos chorros.

Como si un botón se tocará, caminó hacia la mitad restante, pero resbaló y a su izquierda un gran y largo músculo decorado con cruces se acercó a ella.






















































































-¡ETO!-La sabana cayó y el corazón resonó.
-Ahí, después de todo estaba allí, pero de nuevo-
-De nuevo-
-De nuevo-
-De nuevo -
-De nuevo-
-Se fue-
-Se fue-
-Se fue-
-Se fue
-¿Por qué?-
-¿Sabes por qué?-
-Si, si lo sabes-
-Admitelo-
-Vamos-
-¡Anímate!-
-Es fácil-
-Bueno-
-Te ayudaremos-
-Es porque...-
-A-
-La-
-Pobre-
-Cucarachita-
-Le-
-Cortaron-
-La-
-Patita-

Con miedo separó el pequeño insecto que subió sobre su descubierto muslo y miró el lado derecho intentado ver la hora pero el reloj no reposaba en la madera, si no en la palidez de unas conocidas manos.

Aterrizado subió los verdes encontrándose con una colorida sonrisa que incesante le miraba, rápidamente giro la cara a la izquierda, pero ahora un cabello grisáceo acompañado también de unos curvados labios esta vez cubiertos por vello.

Sudando trato de verse a sí mismo en el espejo.

Pero.

No había nada

El reloj se mantenía en su mesa, las sabanas estaban ligeramente movidas, pero aún se mantenían sobre el colchón, el suelo de roble oscuro brillaba en ausencia de los oscuros insectos y de forma abigarrada el lánguido cuerpo no reposaba sobre la cama.

Y en vez de él, un espeso líquido carmesí comenzó a inundarla.

La larga tela se escurrir debido a los miles de cucarachas que intentaban subir, estas terminaron por caer pues la mojada sabana cayó con ellas.

El húmedo colchón comenzó a llenarse sobre una tela mucho más "gruesa " la cual venia en trozos verticales y alargados, formando vendas. Rápido su ojo distinguió a quien pertenecían.

El líquido carmesí también manchó a estas, dándole un presagio.

Un hecho.

Algo que no quería aceptar.

Mi Querido Perdido (Una historia de Takatsuki Sen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora