La tormenta azotaba el parque, la fina lluvia regaba a su paso todo el lugar, Orfeo sabía que tendría que volver tarde o temprano a su casa, pero en estos momentos, no podía ni mover un músculo para ello.
Odiaba el lugar, odiaba todo de ello, fingir le agotaba, era tan abrumador, ya no podía seguir sosteniendo una sonrisa tonta en su rostro, popular, eso murmuraban todos, popular sus bolas, odiaba esa maldita gente.
—¿Foster, estás bien?—. Pregunto una voz ronca, levantó la vista para ver a Cedrella Carson, su cabello oscuro recogido en un moño desprolijo, sus ojos oscuros brillaban con curiosidad, mire su cuerpo relleno, vestía un pantalón oscuro y una camisa roja, parecía asustada de mí, y no podía juzgarla, yo la odiaba.
—¿Que te importa, Carson?—. Pregunté burlon lo cual no tenía efecto, ya que estaba completamente mojado y estaba seguro que tenía una pinta de vagabundo.
Ella puso los ojos en blanco pero luego se puso tensa.— Solo estaba preguntando, una persona que se preocupa por un ser humano lo haría.
—Me alegro que me consideres un ser humano, Carson, pero en estos momentos estás arruinando mí día—. Arrastre la palabras, aún mirando sus ojos café, no sabía cómo esconder sus emociones, era tan fácil de leer.
— El clima lo hizo, Foster— . Me corrigió como si fuera un maldito niño, pero detuve mí comentarios al ver sus ojos recorrerme.— ¿Por qué no vuelves conmigo?. Un baño caliente haría maravillas.
Apreté mí boca en una fina línea y mire a la chica frente a mí de nuevo, buscando alguna indicación de que me ayuda por sus propias intenciones, pude ver qué era sincera, moví mí cabeza en un asentimiento, poniéndome de pie, ella solo me miró y giro, esperando que la siguiera.
Lo hice, sus pasos eran largos, me había olvidado, que era alta, para ser regordeta, Carson era alta, se detuvo frente a una casa bastante moderna, abrió con cuidado y me invitó a pasar.
—Hay un baño, sigue derecho y dobla a la izquierda, el baño ya contiene toallas, te buscaré algo de ropa, solo pon la tuya en cesto.— murmuró caminado hacia el segundo piso, dejándome solo.
Era una adolescente muy ingenua, o espera que yo sea un buen chico, dulce Carson, algún día eso le mordería el trasero, no todos eran buenas personas.
Entre al baño, el blanco y el negro abundaban en esta casa, parecía que la chica no le gustaban los colores femeninos que a las demás.
Me saque la ropa y la coloque el la cesta, encendí la ducha, suspirando cuando el agua caliente golpeó mí espalda, calentando mí cuerpo.
Salte cuando la puerta se abrió, pero se volvió a cerrar con la misma rapidez. Tenía que recordarme que Carson, era tan antisocial y poco interesada en otro ser vivo como un pequeño niño.
Chille cuando el agua se enfrió unos momentos, esa maldita chica.
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Orfeo
RomantiekTodo cambia, ella es la luz de su vida, ella es lo único que lo mantienes conectado a Tierra, ella con sus sueves risos oscuros, sus ojos marrones, sus lindas pecas, ella simplemente es su principió y final, lo es todo, y la ama por eso.