Unico

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Jimin caminaba lentamente por la acera de su pequeña ciudad, aún tenía media hora para llegar al bar donde se encontraría con su novio, a pesar de que intentaba con todas sus fuerzas no estar nervioso fallaba rotundamente, pues para ser sinceros las cosas no iban nada bien con él y sabía perfectamente por qué Namjoon le había pedido encontrarse en ese lugar.

Llevaban juntos cinco años y entre idas y venidas se habían enamorado, aunque la situación se había puesto tensa en los últimos meses después de la muerte del padre de Jimin, él sabía con certeza que ambos sentían lo mismo el uno por el otro.

A pesar de lo sombrío y depresivo que se había vuelto quería creer que aún había esperanza y que Namjoon estaría con él en esta horrible etapa de su vida, aunque claramente Jimin había cometido tantos errores en los últimos días que entendía un poco por qué su novio quería terminar y es que quién en su sano juicio querría estar con alguien que ignoraba llamadas, mensajes y había desaparecido por semanas enteras sin siquiera dar una señal de vida. Pero todavía amaba a Namjoon y por ello no estaba en sus planes terminar con él, habían vivido tanto juntos que se negaba a tirar todos esos años a la basura.

Camino con un nudo cada vez más apretado en la garganta esto definitivamente no podía estar pasando, primero su padre y ahora el amor de su vida, siguió adelante recordando momentos hermosos y peleas innecesarias, por eso no se percató que cada vez se encontraba más cerca de su lugar de encuentro.

Suspirando elevó la mirada, a lejos se podía ver el letrero neon del bar donde se conocieron y al igual que esa inolvidable fecha, tenía los bolsillos vacíos y el corazón destrozado.

Jimin camino sin mucho ánimo hasta la puerta principal, inhaló y exhaló sintiendo todo su cuerpo destrozado, se trago las enormes ganas de echarse a llorar y se adentro al local.

Todo estaba tal y como lo recordaba, Las begonias eran de esos lugares que mantenía su esencia a pesar del transcurso de los años. Las mesas de madera oscura y sus inconfundibles sillones rojos se podían apreciar en todas partes del local, en el fondo sobre el escenario ya estaban preparados la banda Lo gatos callejeros, listos para tocar una canción más, esa había sido la razón por la que fue a ese bar hace cinco años.

Aquella vez había tenido un día horrible y no estaba con ganas de ir a una disco, solo quería tomar un par de cervezas y escuchar buena música fue así como llego a este bar. Ahora claramente los motivos eran totalmente diferentes.

Busco entra la multitud la inconfundible silueta de su novio y cuando finalmente logró localizarlo se dirigió a él con las piernas temblando.

Namjoon estaba sentado dándole la espalda, miraba al escenario con mucha concentración, un sentimiento venenoso comenzó a escalar por su cuerpo amenazando con acabar con su falsa tranquilidad. Cuando estuvo a unos cuantos pasos de Kim se aclaró la garganta y puso su mejor sonrisa.

-Hola- saludó con la voz sorprendentemente recompuesta-¿esperaste mucho?

Namjoon nego con la cabeza sin mirarlo, entonces Jimin entendió que aquello no tenía solución, no había marcha atrás, él no quería verlo, no quería acompañarlo más.

Aquel doloroso nudo que había logrado desvanecer de su garganta se hizo presente una vez más, Park se sentó en silencio sabiendo de antemano que si decía alguna otra cosa, la voz le fallaría.

Estuvieron en silencio y sin mirarse por largos y tortuosos minutos, Namjoon sostenía fuertemente su vaso de cerveza como si aquel objeto fuera su vote salvavidas y Jimin arañaba sus dedos con desesperación. Cuando el mesero trajo la bebida del más pequeño fue el preciso momento en el que sus ojos por fin hicieron contacto.

Failed breakup (Nammin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora