Amigos
Mis ojos pesaba al despertar, pero fue el sonido de una vibración lo que me hizo despertar casi por completo. Gire al otro lado de la cama abriendo un ojo y lo que me encontré fue un celular en la pequeña mesa a mi costado y un Thomas profundamente dormido. Me asuste al verlo, revise debajo de las sabanas buscando rastros de mi ropa, la cual estaba puesta; y luego recordé que se había quedado conmigo, que había tenido una pesadilla y habíamos quedado como amigos o al menos intentarlo. Su cabello era un desastre, dormía boca abajo, su boca era una línea delgada, respiraba profundamente. Me dedique a observar sus tatuajes, muchos de ellos estaban sombreados y me llamo la atencion uno cerca de su hombro, era una mujer durmiendo, parecía estar en paz, a su alrededor había orquideas cayendo sobre ella y pensé en su madre. El tatuaje era sobre ella, me encogió un poco el corazón y luego el celular vibró de nuevo. Thomas abrió un ojo y nos miramos por un momento, se giró para tomar su teléfono y se levantó a contestar la llamada.
Después de unos minutos volvió.
-Debemos vestirnos, mi abogado está en camino.- Asentí levemente y él giró sobre sus talones con su ya típico andar, como si el mundo le perteneciera.
-Adams.
-Si.- Conteste mirándolo.
-Recuerda lo que te dije.- Asentí. Aún no había resuelto el hecho de cambiar mi nombre legalmente, pero tenía una idea acerca de ello.
Media hora después un chico en sus veintitantos, castaño y ojos verdes que me recordaba a Michael, llegó en un traje que parecía costoso, bien peinado, los zapatos bien lustrados y un cutis impecable. Estrecho la mano de Thomas amigablemente.
-Brad.- Contestó Thomas amablemente.
-Tom.- Thomas y Brad se acercaron a mí y Brad me saludó estrechando mi mano. Pude notar que llevaba puesta una pulsera nada varonil, que contrastaba con el resto del look.
-Morgan.
-Un placer.- contestó cortésmente.- Es momento de comenzar con el papeleo.
-Pueden instalarse en la biblioteca.- Mencionó Thomas.
-Me gustaría ambos estuvieran ahí.- Thomas me miró extrañado.- Porfavor.- Brad carraspeo y volvimos a estar en el mismo lugar que él.
-Seguro.- Dijo sin importancia.- ¿Vamos?.
***
Hubo tres puntos importantes a tratar: 1. Las grutas y 9,996 hectáreas de Anfield me pertenecían en conjunto. Eden no podía acceder a ellas por sus obvios problemas con la Ley, al parecer todo había quedado a nombre de mi padre por lo que pasaba directamente a mi sin algún derecho de reclamos por parte de Eden, ausi saliera de la cárcel. 2. Mi identificación junto a mis demás documentos legales ahora pasan a ser Morgan Jane Saint Jones. 3. El pequeño departamento quedó a nombre de mi madre junto a la casa de Anfield, cualquiera de las dos era un buen lugar para envejecer. Y era una chica con mucho dinero, estaba dentro del mundo que nunca me interesó pertenecer y era una Hija de Anfield legalmente.
-¿Algo más que pueda hacer por usted Srita Saint Jones? .- Escuchar mi nombre por primera vez me sobresaltó un poco.
-Todo bien Brad. Gracias.- Asintió en respuesta.
-Te acompaño a la salida Brad.- Mencionó Thomas y me quedé sola con mis pensamientos en la biblioteca. En ese momento entendí que lo correcto era hacerme cargo de aquel legado, uno que nunca pedí pero había nacido. Y como mi padre lo había escrito al igual que Thomas lo había dicho: Debía hacer un bien común con ellos y si hacerlo implicaba todo ello aceptaría el precio. Yo no quería que las minas debajo de la grutas cayeran en manos equivocadas o que la codicia del hombre los usara para beneficio propio.
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Los Hijos de Anfield: El Legado (#2) [Completa ✔️]
Ficção AdolescenteHan pasado seis meses desde los acontecimientos que cambiaron el rumbo de la vida de Morgan Adams. Su depresión y sus malos hábitos la han llevado a un camino oscuro y donde ella pensaba no poder sanar se encuentra con una sorpresa. Pero todo cambia...