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Se rumora que en el año 1760, por las calles de Seúl habían ataques muy extraños. Algo que nadie sabía de qué eran o de que se trataba.

Mikaela, un chico pelinegro, de ojos negros, con mirada penetrante y con cabellos desordenado, se despertó, miró la hora y se levantó algo apurado ya que estaba llegando tarde como siempre, eso no era bueno que digamos. Se cambió la ropa y se puso sus zapatos, agarro su mochila apresuradamente mientras salía de su habitación para bajar las escaleras. — ¡Adiós madre! — Gritó el joven despidiendose de su madre, al ver que su mamá sonrío, pudo salir completamente de la casa dirigiéndose a su instituto.

En su camino no ocurrió nada, fue normalmente y llegó de manera salva a su escuela para adentrarse al aula llena de estudiantes de la misma edad de él.

— ¡Mikaela! — Gritó un adolescente de cabello castaño.

El castaño se acercó a Mikaela y le dió un gran abrazo, como si fuera costumbre suya. — Hace mucho que no nos vemos, ¡Te eh extrañado! — dijo separándose del abrazo que el había formado.

— Daniel, nos vimos apenas ayer, ¡No fue tanto tiempo! — le respondió el pelinegro dándole un sape al castaño

— Jaja — se rió Daniel.  — Amigo, escuché sobre una mansión abandonada y estaba pensado en ir  ¿Te apuntas? — Daniel le hizo miradas de cachorrito a Mikaela, haciéndole aceptar su petición.

Mikaela solo suspiró y se sentó en su silla correspondiente, dejando a Daniel parado y hablando con la pared. El realmente estaba dudando en si ir o no, pues había escuchado los rumores y tenía miedo de que fuera verdad.

Minutos después el maestro ingresó al aula y les pidió a los alumnos que saquen sus libretas, claramente Mikaela solo podía pensar en si ir o no, por lo que se quedó mirando la ventana y haciéndose la misma pregunta. -"Si voy, no me pasará nada, ¿Verdad?"-.

Al sonar el timbre Mikaela salió al patio junto con Daniel, ellos dos siempre almorzaban juntos en el mismo sitio, pero está vez el pelinegro sintió otra presencia, volteó y vio a un chico de piel pálida, mirándole fijamente y con una sonrisa que mataba a cualquiera.

Mika se asustó al ver a aquel chico, por lo que miró rápidamente a su amigo — Hey, ¿Y si mejor vamos al aula?, Está pegando mucho el sol acá afuera — dijo jalando de manera leve a su amigo, llevándolo al aula sin mirar al chico de ojos penetrantes.

El resto del tiempo en el que se mantuvo en la escuela le fue bien, olvidó lo que había sucedido. A la hora de salida Mika y sus amigos quedaron en verse en la mansión.

Mika salió y se dirigió a aquel lugar en dónde lo había citado su amigo. Al llegar vió a daniel ya adentro de la mansión, lograron abrir el candado que protegia la reja con un gran martillo y fuerza.

— ¡No quiero entrar! — gritó Mika exaltado

[ ¿Quien no tendría miedo de entrar en esa mansión abandonada? ] Pensó Daniel.

Dicho todo eso Mika y Daniel se adentraron a aquella mansión vacía y se dirigieron a los pasillos, las ventanas estaban rotas y la pared estaba desgastada y sucia, al ver que no parecía haber nadie decidieron entrar a los cuartos, observando cada detalle de ellos. Cuando de repente Daniel siente que le dan un golpe, haciéndole caer al suelo. — ¡Ahg! — gritó Daniel asustado, volteandose para golpear a Mika.

Mikaela ya no se encontraba junto a el, Daniel se empezó a preocupar.

— Oh, lo siento no te vi — Dijo sarcásticamente un pelirrojo de ojos azules.

— ¡Que demonios!, ¿Dónde está Mikaela? — Daniel se levantó con las pocas fuerzas que tenía, quedando frente a frente con el pelirrojo. — ¿Hm?, ¿Mikaela?, ¿El pelinegro? — preguntó el chico con una suave voz.

— ¡Si, ese!, ¡Demonios, solo dime dónde está, no hagas esto más largo! — le gritó dándole un golpe en su mejilla al de ojos azules. — Me lo devoré — mencionó por otro lado el pelirrojo. — Justo cómo lo haré contigo — terminó de hablar sin darle importancia al golpe que aquel chico le había dado.

Sin más que decir el chico empujó con una fuerza brutal a Daniel, haciéndo que este se golpeé con el soporte de la cama. — Oh, ¿Ya te moriste?, Que débil.. — confesó el chico mientras azotaba la cabeza de Daniel con el soporte de la cama. Haciendo que aquel tenga una muerte trágica.

Por otro lado Mikaela se encontraba atrapado en un baño, Llegó al lugar por qué le habían amarrado la boca y las manos y lo jalaron hasta ahí, empujándolo contra la tina, desesperado busco su celular y alumbró bien el baño, estaba lleno de telarañas y la bañera con agua totalmente limpia, Mika se preguntó - " ¿Que rayos? " -.

— ¿Te gusta este lugar?, Será un lindo lugar para tu muerte.. Mikaela — se escuchó una voz más en el baño, el pelinegro se asustó y volteo. Al voltear vio a un chico de alta estatura, sonriendo y saboreando el cuello del menor. — ¿Quien eres?, ¿Por qué dices que será mi muerte?.. ¡¿Dónde está Daniel?! — preguntó Mika desesperado.

— Soy Hyunnie, un gusto conocerte Mikaela, espero poder charlar más tiempo contigo en otra ocasión.. — dicho todo eso Hyunnie se acercó al cuello de Mika y lo mordió, chupó toda la sangre que pudo y dejó caer el débil cuerpo de Mikaela.

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