Una incómoda coincidencia

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LYSANDRO

Estuve tan mal todo el fin de semana que no descanse nada, y ahora voy tarde. Me apresuré lo más que pude. Entré al museo corriendo, y lo crucé como nunca hasta llegar a la oficina de Patrick. Abrí la puerta sin siquiera tocar.

- ¡Ah, pero si aquí está! Él te ayudará con lo que necesites querida – dijo Patrick con una gran sonrisa.

"Excelente Lysandro. La nueva restauradora está aquí, y tú llegas tarde". Tal vez hubiera sido mejor reportarme enfermo. Ahí sentada, girando su mirada hacia mí, estaba Azalea.

-Lys...Lysandro? – su voz temblaba.

- ¿Se conocen? – preguntó Patrick.

- Si señor, estábamos en su misma clase – respondí nerviosamente.

Patrick hizo un momento de silencio mientras se rascaba la cabeza, intentando recordar.

-Cierto! Ahora recuerdo, se sentaban juntos. Siempre pensé que eran una linda pareja.

Azalea se sonrojó.

-Es su primer día, no la haga sentir incómoda – dije.

--Tienes razón. Bueno, iré a mi almuerzo con los inversionistas de la nueva exposición. Si necesita apoyo, por favor dáselo Lysandro.

-Claro señor – respondí.

Patrick salió de su oficina, y Lea y yo nos quedamos solos ahí. Hubo un silencio incómodo durante unos minutos, hasta que recordé el motivo por el que estaba ahí.

-Vamos, te mostraré la sala de restauración, y tu oficina – dije rápidamente. Ella levantó la mirada. Nuestros ojos se cruzaron por un instante, pero ella apartó la mirada rápidamente.

Llegamos a su oficina, dejó sus cosas, y luego le mostré la sala de restauración.

-Es hermosa, y muy espaciosa – dijo en cuánto la vio.

-Si, mucho. Siempre que llegue alguna obra externa, o haya que restaurar una interna, Patrick o yo te lo haremos saber, casi siempre seré yo – dije esbozando una pequeña sonrisa – no hay problema. También, en caso de que necesites material adicional o se te haya terminado, hay unas formas en tu escritorio que tendrás que llenar y entregármelas, para poder hacer el pedido.

-Entendido, gracias. Puedo...puedo ¿preguntarte algo? – dijo Lea.

-Claro, lo que gustes – dije algo nervioso. ¿Y si abría el tema? ¿Y si hablábamos de lo que pasó hace años? Sentí como empezaba a sudar.

- ¿Cómo terminaste trabajando de asistente en el museo? – preguntó. Dejé de sudar, pero debo admitir que sentí un poco de decepción.

AZALEA

Estaba demasiado nerviosa. ¿Cómo era posible que fuéramos a trabajar juntos? Hasta donde yo recordaba, Lys...bueno, Lysandro no estaba muy interesado en el arte, así que sólo lo pregunté.

- Dejé de vivir con Leigh hace un par de años. Él y Rosa necesitaban espacio. Estuve buscando hasta que llegué aquí. Patrick me reconoció casi de inmediato. Yo venía por el puesto de guía, pero él me hizo su asistente. – respondió con calma.

- ¿Ha sido difícil? – pregunté.

-No me atrevería a decir que lo es. Este trabajo me ha ayudado mucho, y me da tiempo de ir a la escuela, y las prácticas y presentaciones con Castiel.

Cuando mencionó las presentaciones, recordé el concierto que se organizó en el instituto. Lysandro siempre ha tenido una voz hermosa, pero en el escenario... te hace volar. Es simplemente maravilloso.

El músico y la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora