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Mauro miraba con suma atención como Matías succionaba su pija con la ayuda de sus labios. Los cuales estaban dejando un gran camino de saliva sobre todo el miembro erecto de Lombardo.
Quien tenía al otro del cabello para así embestirlo o follarle la boquita con la fuerza que él quisiera utilizar sobre aquel. Y se sentía demasiado bien como para dejar en paz a Spallatti, el cual estaba con los ojos desorbitados y una expresión más que erótica para su gusto.
A lo que Lombardo no podía creer hasta donde hasta donde había llegado junto con el contrario. Teniendo en cuenta que solo había invitado a Matías a su casa para terminar de disculparse y admitir que era un forro.
Ya que se le había ocurrido burlarse de la preferencia sexual de su amigo, llamándolo de una manera bastante despectiva e hiriente en más de un sentido. Y todo esto ocurrió en medio de una joda, dónde estaban unos cuantos amigos más de los dos.
Razón por la cual se vio obligado, por aquellos, a arreglar las cosas con Spallatti. Pero todo esto, no era la manera en la que ellos lo habían imaginado, porque Matías estaba siendo sometido por Lombardo en todo lo que pudiera.
Ni hablar de lo sumiso que Matías podía llegar hacer con alguien que infundiera tanto poder, sexualidad y dominio como su amigo.
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— La puta madre. — Lombardo se quejó en medio de un fuerte gruñido, arremetiendo bruscamente contra el morocho.
Quien tuvo que sacar la pija del otro de su boca rápidamente, para así respirar con normalidad, porque la embestida que Mauro le dió, lo dejó casi sin aire.
— ¿Pero qué pasa Mati? — el mayor preguntó cómo si no se diera cuenta de lo que pasaba. — Pensé que estabas dispuesto a todo. — comentó sarcásticamente, para sentar al otro sobre sus piernas, encima de su aún despierto pene. — ¿Te gusta como se siente? — cuestiona, apretando con fuerza el culo ajeno, haciendo estremecer a Ignacio. — A mi me encanta como se siente, y eso que jamás pensé acostarme con un pibe. — confesó, dejando ir una fuerte nalgada sobre los muslos ajenos.
Sacándole más de un brinco a Matías, quien se encontraba completamente fuera de sí, al igual que Lombardo, aunque esté no se estaba esforzando mucho para ocultarlo.
