V E I N T E

1.7K 97 8
                                    


Mateo'

Observé a Bárbara durmiendo a mi lado. Pelo despeinado, cara relajada y labios entreabiertos, perfecta.
Verla a mi lado en este momento me recuerda cuánto la extrañé.

Casi no puedo creer que finalmente estemos acostados en la misma cama horas después de hacer el amor.

Sus pestañas revolotean y me doy cuenta de que se está despertando.

—Hola.  —la voz es ronca y soñolienta.

—Hola, linda.

—¿Eso realmente sucedió?

—Espero que si. Si no, me voy a sentir muy frustrado.

—¿Qué hora es? —pregunta estirándose.

Muevo mi cuerpo y tomo mi celular del escritorio, viendo que son más de las siete de la mañana. Diciendo esto, salta de la cama.

—Manu. —Todavía con sueño, comienza a buscar su ropa por la habitación.

—OK.  —yo hago lo mismo y nos cambiamos rápidamente.

Me pongo el short y me estoy poniendo la gorra cuando me doy cuenta de que me está mirando.

—¿Qué? —le doy una sonrisa tímida,

—Nada, solo miro. —se encoge de hombros con una sonrisa.

Termino de vestirme y me acerco a ella, besando sus labios. Qué bien se sentía besarla cada vez que quiera.

—Limpia acá, mira. —Paso mi pulgar debajo de su barbilla y recibo una palmada ligera en el brazo.

Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me da una sonrisa perezosa.

—¡No seas arrogante!

—Bueno, tarada.  —sonrío y beso sus labios.

—Ahora vamos, Leo me va a matar.

Es imposible no poner los ojos en blanco cuando escuchas su nombre.

Mi insatisfacción se mostró y vi sus labios curvarse en desacuerdo.

La ignoré, no quería comenzar una pelea, especialmente después de una noche como esta.

El problema es que no confiaba en él, ni en la buena voluntad de estar cerca de Manuel. Lo conozco desde hace años, no como amigos sino por personas cercanas y lo vi comportarse como un idiota innumerables veces.

No puedo creer su maduración milagrosa. Pero Bárbara cree y no quiero enfrentarla por eso. Aunque amaba y cuidaba a Manuel, no tenía derecho a involucrarme en sus asuntos.

En el auto ella estaba en silencio. Quería explicarle que no eran celos inmaduros, solo preocupación.

Sin embargo, no me gustó este tema.

—¿Y tus papás cómo están? —le pregunté, apoyando mi mano en su muslo.

—Les encantará verte. —ella sonrió. —Hablaron mucho de vos.

—Yo tambien los extraño. Tu papá me debe guita por el truco. - Me reí recordando nuestra partida, Bárbara se rió.

—Todavia no lo supero. Nunca te va a pagar por perder, lo sabes.

—Yo se. No me importa, solo tener su cara contorsionada en mi memoria es suficiente.

—¿Cuándo se separaron?  —Preguntó de repente. Supuse que estaba loca por preguntar.

Aunque no era un tema que me gustara, sé que debo una explicación.

—Hace unos días. De hecho, creo que ya estábamos separados desde que vos y yo nos besamos.  —Sostuve el volante con ambas manos.

papá sustituto; trueno  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora