Capitulo 2

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CAPITULO 2

Aria.

Llegamos al lugar, y podía jurar que incluso estando aun dentro del auto se sentía el olor a marihuana y alcohol, además del fuerte sonido de la música que salía dentro de la casa.

Bajamos del auto, y le pagamos al Uber, nos pusimos en marcha hacia la puerta de la casa que estaba entre abierta. Al ingresar, el rap y hip hop inundaron mis oídos.

- A qué lugar me has traído Alexandra. – tuve que gritar, puesto que el volumen y el ruido de las personas no hacían fácil que pudiéramos hablar.

- Mira, allí esta Ethan, vamos con él - señalo al moreno que se encontraba al fondo, en una esquina, junto con un grupo de chicos, que a simple vista no eran de fiar.

Alexandra se puso en marcha, y yo la seguí. Nunca más en mi vida, vuelvo a hacerle caso.

-:-

Eran ya las 12:00am y estaba a punto de tirarme un disparo.

Seguíamos en la fiesta, y estaba esperando que Alexandra dejara el regazo de Ethan para tomarla de los pelos y sacarnos de aquí.

No había bebido nada en toda la noche, por miedo a que pusieran cualquier cosa en mi bebida o a que nos pasase algo, sin embargo, quien, si se la había pegado, era Ale, desde hace media hora estaba enredando su lengua con la de Ethan, y yo solo quería irme de aquí.

Cuando vi que Ethan la bajaba de sus piernas para dirigirse al baño, aproveché en hablarle.

- Nos vamos. – dije, seria.

- No seas aburrida Ari, porque no te lías con algún chico y la pasas bien.

- Alexandra, nos iremos ahora, no me lo estoy pasando bien, y tampoco podemos llegar tarde, les dijimos a mis padres que llegaríamos temprano.

- Tus padres siempre dicen eso, y no les importa si llegamos una o dos horas más tarde.

- Pues a mí sí me importa, así que, o vienes conmigo, o te quedas.

Alexandra no me respondió.

- Pues bueno, te quedas sola entonces. – era oficial, me había enojado con ella; si quiere exponerse al peligro, adelante, pero no me va a llevar consigo.

Empecé a dirigirme a la puerta para poder salir de allí, al entrar en contacto con el aire frio y puro de la ciudad caí en cuenta de que la única manera de irme de allí era llamando a Mauro, pero no podía dejar a Alexandra, él me preguntaría por ella.

Así que solo me quedaba una opción, pedir un Uber.

Saque mi teléfono de mi bolso, e ingrese a la aplicación, en menos de un santiamén el Uber ya estaba en camino. Ahora solo tocaba esperar.

-:-

Habían pasado ya cinco minutos, y el Uber no llegaba, volví a sacar mi teléfono del bolso, y verifiqué donde se encontraba. ¡Carajo! El conductor se había equivocado y estaba a dos calles más.

Ya fastidiada, cansada y con ganas de tirarme de un quinto piso, me puse en marcha hacia donde se encontraba el auto.

Claro que, como soy la persona más precavida del mundo, no conté con que un sujeto me interceptaría a medio de la calle y me acorralaría contra una pared.

- Dame el teléfono. – ordeno.

Juro que sentí el momento en que la adrenalina empezó a correr por mi cuerpo. Atine, a rebuscar dentro de mi bolso y entregarle el teléfono.

Catorce de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora