FELIX: EL IMÁN
Todos duermen, excepto yo.
Me he pasado hora y media intentando conciliar el sueño, pero es muy complicado hacerlo cuando tienes una imagen golpeándote el cerebro como si fuera un martillo asesino.
Me siento extraño, no voy a negarlo, se supone que uno no debe imaginar el rostro de un amigo antes de irse a dormir... Porque somos amigos ¿No?
Estando con Chan, todo fue demasiado bien. Era sencillo cuando te trataban bien. Nunca pensé que una persona a la que le tenía tanto respeto, pudiera convertirse en pocas horas en mi mejor amigo y mayor confidente. Se lo conté todo. Me dijo que tuviera cuidado.
Me rindo. Me levanto. Me dirijo a la sala común. Enciendo la televisión como si el sonido pudiese aliviar el ruido de mis propios pensamientos y descanso recostado en el sofá, abandonado al cansancio, pero inquieto. Recuerdo las palabras de Chan:
"Alguien que te quiere, no se avergüenza de lo que siente por ti y mucho menos se esconde. Changbin es uno de mis mejores amigos y sé que es muy buena persona, pero solo está confundido. Mereces que alguien te ame como tu lo amas, de la misma forma. Das demasiado".
Percibo el cabello negro empapado por el calor y unos ojos que me miran desafiante, como los de un águila.
¿Por qué esa mirada infernal en el rostro de un ángel?
Siento que me arde la sangre.
Trago saliva. Él se sienta a mi lado.
_ ¿Despierto a esta hora?_ Changbin sonríe con descaro mientras roza mis rodillas con las yemas de sus dedos y me perturba la reacción de mi cuerpo.
Definitivamente no dormiré esta noche.
_ Eso debería preguntarte yo a ti_ sonrío mirándole a los ojos.
Evita el encuentro de nuestros ojos y se sonroja. Sé que está nervioso. No se porqué pero eso me hace sentir bien.
_ Hoy es uno de esos días en los que me siento solo_ responde recostándose en mis muslos.
Aparto un mechón de pelo que atravesaba travieso su rostro, negándole la visión.
Paso mi brazo izquierdo por encima de su cuerpo y le agarro la mano. Me limito a pensar que es lo que hacen los amigos.
_A mi me pasaba lo mismo_ miento.
Lo escucho llorar. Levanta su cabeza de mis piernas y me mira a los ojos con las mejillas húmedas. Está mal, pero sonríe tan cerca de mí que puedo escuchar su respiración. Miro sus labios. Deberían estar prohibidos. Son demasiado bellos.
Se ve tan dulce así de vulnerable, que casi se me olvida lo loco que me pone su aspecto rudo.
Sacudo la cabeza y miro hacia otra dirección. Sé que se dio cuenta de la tensión que había provocado en mí.
_ Me avergüenza decírtelo Changbin, pero esta noche pensé en lo triste que iba a ser
no poder besar a nadie durante mi adolescencia_ le confieso apoyando la cabeza en
su hombro mientras se me acelera el corazón.
_Yo lo he pensado muchas veces, pero supongo que es algo a lo que tenemos
que enfrentarnos, es el precio que hay que pagar por vivir haciendo lo que amamos.
Lo rodeo con mis brazos. El corazón se me encoge dentro del pecho.
_Nunca he besado a nadie, no voy a negar que me da curiosidad_ explico.
_Igualmente_ responde con rapidez y un leve sonrojo.
Changbin me mira, como si hubiese visto la luz al final del túnel.
_¡Puedes besarme a mí!_ rio como si lo dijera de broma.
_¡Por supuesto! ¿Con quién mejor que contigo?_ responde siguiéndome el juego.
Su rostro cambia de expresión.
_¿De verdad?_ contesto seriamente. Mi cuerpo se congela. Creo que su cabeza hizo un gesto afirmativo _En ese caso... Estaría de acuerdo. Me ruborizo y hago el nulo intento de mirarlo a los ojos. Quería reaccionar, pero no sabía cómo. Mi cuerpo continuaba quieto, como un bloque de piedra. De pronto siento sus labios aproximándose tímidos a los míos...
No puedo moverme, no puedo pensar.
Changbin era un imán y yo, su pieza metálica. Y siento la humedad de sus labios feroces devorando los míos como un depredador. Se dispara el factor sorpresa. Me quedo inmóvil.
Nuestros labios se separan. Está asustado, leo el fracaso en sus ojos abiertos y fijos en el asiento del sofá. Lo miro. Reacciono. Mis manos temblorosas agarran su rostro con dulzura, sienten el tacto de su piel. Giro su cabeza. Quiero que me mire a los ojos.
Nos quedamos así, con mis pupilas clavadas en las suyas en unos segundos que se me hicieron una eternidad.
Observo sus labios. Quiero besarlo como si fuera a morir mañana.
Lento, con calma. Rozo sus labios con los míos disfrutando cada sonido de su respiración agitada. De nuevo siento la humedad, los latidos infrenables de nuestros corazones, el ritmo acelerado de Changbin.
Y me besa.
Rápido.
Le beso.
Sigo su juego.
Nos besamos con la intensidad de un maremoto desatado. Me abraza. Se acerca a mi cuerpo como si quisiera traspasarlo. Es como si una corriente eléctrica hubiese recorrido cada poro de mi piel.
Las palmas de sus manos resbalan por mi pecho produciendo un sobresalto en mí. Le cuesta, lo intuyo, pero me dejo llevar...
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La perdición vive conmigo
FanfictionNueve adolescentes viviendo en la misma casa. Mentes confusas, sensaciones novedosas y nuevos descubrimientos. En el apartamento de Stray Kids solo tienes dos opciones: ignorar lo que sientes o sucumbir a la tentación. ¿Quién caerá ante la atracció...