𝑫𝒆𝒂𝒅𝒍𝒚 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕

❝ Capítulo V ❞

Craig estaría mintiendo si dijera que aquel día en el que Cartman, Kyle y él habían "discutido" no le había afectado siquiera un poco. Y ya habían pasado casi dos semanas.

Una vez que había llegado a su casa había olvidado el tema por completo en cuanto Tweek fue a buscarle porque no respondía sus llamadas y mensajes. Al final había terminado charlando con él y tratando de encontrar a Stan por medio de los amigos que ambos mantenían, incluso habían estado preguntando a sus amistades "virtuales" que vivían demasiado cerca a ellos, obviamente obteniendo una respuesta negativa ante sus "súplicas".

Su mente se había mantenido ocupada hasta que el rubio se fue y le dejó a solas limpiando su habitación, su mirada se centró en una pequeña cajita de terciopelo azul decorada con un moño de listón rojo, se trataba de la cajita en donde había metido los detalles que había comprado pensando en Stan; no había podido dársela pues todo había pasado demasiado rápido, primero el resfriado, siendo seguido por su problema de tos, el que se desconectara del mundo, su desmayo, la internación en el hospital y ahora su desaparición.

La tomó en sus manos y se sentó en la orilla de su cama, cuidadosamente la abrió dejando ver su contenido, sonriendo levemente, la pulsera, el anillo y el collar seguían intactos. Si bien esos eran detalles de "pareja" el los había comprado para darles el significado de una amistad duradera y larga, no esperaba que acabara tan pronto y sin poder entregar aquello. Tras dejar salir un sonoro suspiro se recostó en la cama, miró el techo y sus manos como si fuera lo más importante del mundo y como si su cerebro quisiera hacerle sentir aún más nostálgico y deprimido, comenzó a recordar el cómo habían llegado a este punto Stan y él.

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Después de que el grupo de Stan, junto con Craig, se viera envuelto en un estúpido problema y terminaran en el Perú el ojiverde les había tomado cierta cantidad de odio o rencor, gracias a ese incidente y las múltiples exageraciones que Cartman hacía sobre lo que había sucedido había terminado de empeorar su imagen.

No había vuelto a intercambiar palabra alguna con ninguno de los tres chiflados o Kenny, sólo ignoraba su presencia o procuraba estar lejos de ellos, si de plano no lo conseguía entonces sólo les seguía el juego pero no permitía que fueran más allá como para meterle en otro lío. Su furia infantil había aumentado cuando Stan terminó siendo quien llamaba más la atención de entre las chicas, incluso en aquella jodida lista le habían colocado en el puesto número tres o cuatro.

Seguía teniendo la idea de que era alguien muy estúpido, narcisista y egoísta, que sólo se preocupaba por si mismo. No fue que hasta a mediados de su penúltimo año en la primaria a ambos les había tocado estar en la misma aula a la hora de detención por una tonta pelea de comida, la mayoría se habían fugado de los profesores pero ellos fueron de esos pocos que lograron identificar gracias a sus gorros.

El señor M'key les había puesto un par de problemas de matemáticas para que resolvieran en lo que él iba a buscar más tizas y algo de agua, les había encerrado por lo que no tenía de qué preocuparse.

Craig escuchó el chirrido de una silla acercándose pero decidió ignorarla, no fue hasta que el desconocido se sentó frente a él y le habló.

—¿Tú sabes mucho de esto, no?

Asintió.—Tal vez, no es de tu incumbencia.

Había sido un tanto rudo pero no pensaba disculparse, así era con todos y sabía que a Stan le importaría una hectárea de penes lo que le dijera o cómo lo hiciera.

—¿Me ayudas?

—¿Por qué habría de hacerlo?

—Porque somos amigos, los amigos se ayudan.