la luna recuerda

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tus ojos eran bastantes llamativos.

y no lo eran porque tenían un brillo especial, o porque eran grandes, o por el color; eran llamativos por la oscuridad que ví en ellos.

tu mirada era intensa y penetrante, pero por alguna razón no intimidabas para nada, tu mirada transmitía calma y tranquilidad.

la primera vez que noté tu existencia fue cuando llegaste a mí lugar de trabajo un domingo a las once de la noche a comprar comida para perro.

internamente me reí de tu situación y por eso te dejé pasar. te agradecí cuando me pagaste y te despediste de mí apenas cerré; tu aparición en mí vida no hizo ningún cambio.

fuiste otro desconocido más, alguien que de casualidad me encontré y que no había llamado mí atención para nada.

dijiste que también solías visitar aquél café de la ciudad, y te voy a contar algo chistoso; mí novio trabajaba ahí.

sí, aquél novio que me dejó en esa fiesta, en la que luego llegaste y me ofreciste tu tiempo para tranquilizarme.

jay, fuiste demasiado tonto.

musa ― II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora