la luna sufre

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era extraño para mí encontrarte en cualquier lugar al que iba. la ciudad era pequeña, sí, pero igualmente te cruzaba en cada esquina y eso me asustaba.

al principio pensé que me seguías y eso me frustraba, pero al ver tu rostro cada que te encontraba, me di cuenta de que también te sorprendias por esas coincidencias.

me llamabas mucho la atención, por tu manera de pasar desapercibido para los demás. nadie te notaba, eras opacado por la multitud a donde sea que vayas, pero yo sí podía distinguirte en cualquier lugar.

una vez te encontré durmiendo en la cafetería. me acerqué curioso y noté los lindos detalles que tenías en el rostro. te veías muy tierno.

me parecía bonito, me llamabas la atención, pero de todas formas no me interesaba mantener una amistad contigo.

no me parecías nada interesante, no sentía nada al mirarte y no voy a disculparme contigo por no sentir lo que tú si.

yo supongo que estabamos destinados a encontrarnos, pero no a estar juntos.

musa ― II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora