"¿Tengo el mismo poder que tenía su marido?"
La señora, ahora más calmada está sentada a mi lado en el pequeño sofá color gris. En algún momento las lágrimas habían corrido por sus mejillas. Ella es totalmente admirable.
Soportó burlas, muy malos tratos y que la tacharan de loca, solo decía la verdad, ella lo vivió y cuando se animó a contarlo no le creyeron. Cosas horribles empezaron a sucederle y al igual que yo... la sometieron a un silencio y soledad consumidores.
Pero de forma muy distinta.—Sí —responde con la voz quebrada y la cabeza agachada.
La mujer que se encuentra conmigo justo en estos momentos, a pesar de su avanzanda edad, la cual es de 45 años más o menos. Posee una delicada piel blanca, su largo cabello lacio es de un suave castaño, y sus ojos bañados en lágrimas son de un bello color miel. Unas cuantas arrugas se esparcen por su rostro dándole un aspecto más cansado.
La señora se remueve en el sofá para ponerse más cómoda, lleva su mano hasta la mía y la toma en un gesto de apoyo, aunque no estoy segura si es para mí o porque ella lo necesita más, no muy convencida volteo mí mano y le doy un suave apretón a la de ella. La palma de sus manos es tibia pero con muchas marcas de aquellos callos como producto de su arduo trabajo.
—Él... fue acribillado —continúa hablando—. Al igual que todos los de su generación.
"¿Su generación?"
La señora pega un bote ante mi repentina pregunta, no se acostumbra a escuchar mi voz dentro de su cabeza, sería algo a lo que yo temería y no me acostumbraría, por lo que entiendo perfectamente sus reacciones.
—Un grupo de chicos iguales que él, muy..., peculiares.
Su expresión vuelve a decaer y sé que es difícil para ella hablar de su marido, la persona a quien amó y que ahora se encuentra bajo tierra.
—Él sabía que cometía un error al contármelo, pero juró nunca guardarme secretos, lo que solo puso en riesgo su vida.
No sé cómo he llegado hasta aquí, en una cabaña abandonada que ahora es mi hogar, sentada en un viejo sofá y charlando o más bien escuchando a una mujer aún desconocida.
—Creo que..., cada cierto tiempo nace un grupo de chicos con habilidades. Antes de mi esposo hubieron otros y, ahora tú.
Me resulta imposible creer que hay más personas como yo, y si es así...
¿Qué habilidades tendrán? ¿Serán todas diferentes? ¿Habrán sufrido lo mismo que yo?
—Pero dime, pequeña —toma mi rostro en sus manos—. ¿Quien te hizo esto?
Aparto la mirada cuando los recuerdos vienen de golpe a mi cabeza, esos 5 años de torturas y lo insoportable que fue. Todo por... algo que ellos creyeron verdad.
"Mis padres"
El rostro de la mujer se arruga en una expresión que no logro entender, clavo la mirada en cualquier lugar que no sean sus ojos.
—¿Cómo... cómo escapaste?
Juego com mis dedos en mi regazo, mis cortas uñas están sucias y las palmas de mis manos están cubiertas de callos.
"Me abandonaron"
La escucho soltar un suspiro.
—Fue mejor así, créeme.—hinca sus rodillas en el suelo frente a mí para poder verme a los ojos—. Voy... voy a cuidar de ti. Lo prometo.
Esa persona, esa persona que no teme al ver mi aspecto, que no tiene miedo al saber lo que puedo hacer, que no tiene miedo al saber en lo que se está metiendo. Esa persona se convirtió en mi mundo, pero yo no estoy destinada a ser feliz, y al parecer, ella tampoco.
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Silencio #1 No Fue Mentira [En Proceso]
Science Fiction"Un mal día puede dar inicio a un montón de tragedias" Eva Gorner sabía esto muy bien. Lo estaba viviendo en carne propia. ¿Qué sentía al estar en esa situación? Bueno, los sentimientos eran diversos, pero la impotencia sobresalía de entre todos. >...