Capítulo 31: Camila/El día previo a Navidad
En un beso, sabrás todo lo que he callado.
Pablo Neruda.
Salimos las tres rebosantes de la alegría; aún Sophie no podía creer que nuestros padres hubiesen aceptado la idea de salir afuera. Tenían miedo y era lógico pero también necesitábamos comenzar a hacer nuestra vida, olvidarnos un poco de lo duro de las últimas semanas y divertirnos un poco.
Alcé la cabeza hacia el cielo; el sol brillaba en lo alto, sonriéndole a cualquiera que se atreviera a posar sus ojos en él. Lauren rodeó mi cintura con su brazo y volví a sonreír. Le di un pequeño beso y pude sentir mariposas en mi estómago, como si fuera la primera vez que nos besábamos.
Sophie nos miraba con cierta distancia, meneó la cabeza y luego pronunció una risita corta.
- De acuerdo. No accedí a salir para ver una obra de teatro donde ustedes son las enamoradas y yo, el espectador.
- Relájate, somos libres... por unas horas, al menos -Lauren le sonrió apoyándose sobre sus hombros. La rubia movió los labios de un lado hacia el otro como si estuviera pensando y luego sonrió.
- De acuerdo, chiquillas. ¿Qué excelente plan nos espera esta hermosa mañana?
Las dos miramos a Lauren. Lauren había planeado la salida, se suponía que era la que sabía que íbamos a hacer. Pero sólo nos dedicó una mirada confusa y se encogió de hombros.
- ¡Amor! Pensé que sabías lo que haríamos -Protesté, haciendo puchero.
- Sí, sí, claro. Yo... mmm... bueno, se me ocurrió que podríamos ir a la playa -Sophie se echó a reír sueltamente y se agarró del estómago, deteniéndose cerca a un árbol-. ¿Qué? ¿Qué tiene de malo? -Enarcó las cejas, algo molesta.
- Es que... ¡No tienes una puñetera idea! Te lo acabas de inventar -Mi risa se unió a la de Sophie y Lauren pareció aún más enojada.
- Bueno, señorita Sabelotodo, dime qué estupenda idea tienes.
- Oye, oye -Sophie levantó las manos en señal de paz-, nos estamos divirtiendo. La playa es un bonito lugar -Me miró buscando un cómplice. Asentí algo confundida para seguirle la corriente.
- Claro, la playa es hermosa. Vayamos allí -Añadí y luego le planté un beso en la mejilla a la moracha para que se relajara. Al principio me miró desconfiada pero después cedió a mi encanto. Sabía perfectamente cómo derretirla en un solo segundo y Lauren no podía evitarlo. ¡Dios, éramos dos enamoradas cursis!
Joseph había conseguido unas revistas sobre espectáculos y de moda; esa fue nuestra atracción durante los últimos días, de modo que nos pusimos a debatir qué actriz nos gustaba más. Y así, riéndonos y contentas, llegamos hasta la playa sin reparar en el recorrido por los bosques.
Nos sentamos sobre la arena tibia por el sol y luego nos tiramos para tomar un poco de color. Estábamos pálidas debido al frío intenso que hizo los últimos días y por el hecho de no salir de la casa.
- Juguemos a un juego -Dije repentinamente, dando un pequeño salto. Mi rostro se iluminó.
- Por favor, que no sea una carrera hacia el mar, el agua debe estar heladísima -Replicó Lauren haciendo una mueca.
- No -Sonreí satisfecha-. El juego consiste en escoger tres actrices o actores. Ahora imaginen que están en un barco, esos bien chulos, pero de pronto se está hundiendo. Tienes que decidir con quién te casas, a quién salvas y a quién tiras por la borda.