Red Flags

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Hay ocasiones en las que las señales de que todo está llegando a un final son demasiado notorias y hay ocasiones en las que desaparecen por completo.

He llegado a la conclusión de que el amor es como el mar, en ocasiones todo es tranquilo, reluciente, a la luz del sol no hay cosa mas hermosa que su total naturaleza y de ese hermoso azul que aún con sus variaciones sigue siempre azul y es maravilloso. Pero hay ocasiones en el que es turbio, lleno de olas escandalosas de rabia, coraje... dudas, que hacen que una tormenta se cree y se alzan las banderas rojas, como advertencia de que si te adentras más puedes morir ahogado, ahogado de tanto amor...

Porque no hay nada peor que morir en un mar de amor.

Saber que tenías tanto para dar a un recipiente que no puedes llenar porque simplemente no es apto para tu contenido.

Que incansables muestras de amor, entrega y pación no bastan para ocultar el hecho de que todo se está cristalizando, de que eventualmente llegará el final y a uno le dolerá más que al otro y sabes que ese uno, eres tú.

Pero cuando estás en medio de la inmensidad del mar esas banderas no se pueden ver.

Cuando ya nadaste tanto, estás demasiado cansada para regresar.

Cuando te perdiste en el azul del amor, ya no quieres encontrar la ruta para salir de donde estás.

Porque cuando decidiste llegar tan lejos, deseas aferrarte hasta con el ultimo aliento para mantener algo que no quieres finalizar.

Pero incluso en su inmensidad el mar tiene un final.

El Diario de Abigail ZereneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora