𝐚𝐝𝐢𝐨́𝐬

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Al abrir los ojos después del beso, se percató de la mirada herida de Soobin.

— ¿Por qué..?

El corazón de Beomgyu también se sintió herido.

– Perdóname, debía hacerlo una última vez. — le respondió simplemente. Soobin no volvió a mirarlo a los ojos.

— Hay que ir a la sala.. — le dijo simplemente, levantándose de la silla que tenía para pintar en lienzo. Beomgyu se sintió completamente arrepentido por lo que había hecho.

No le había quedado de otra más que seguirlo, y sentirse profundamente culpable.

Los dos se sentaron en los viejos sillones.

Soobin tardó unos segundos en poder decir algo más, pero finalmente lo hizo. Comenzó a narrar despacio y con cuidado. Sus palabras eran claras y se notaba que trataba de ser directo. Beomgyu se esperaba cualquier cosa, estaba esperando el momento para poder decirle que lo perdonaba y por fin irse. Tal vez quedar para ir a comer o cualquier cosa, terminar teniendo una amistad y olvidarse de todo. Beomgyu estaba seguro de que así sería.

Pero mientras Soobin avanzaba, comenzó a sentir que se ahogaba.

Y cuando lo rebeló por completo, no pudo contener su desesperación.











Soobin había acompañado a Beomgyu a la salida, ni siquiera se pudieron despedir de una manera digna. Vio como Beomgyu se subía a su auto y lo encendía rápidamente. Quiso despedirse con un ademán de mano, pero cuando pudo apreciar por última vez el rostro ajeno, se percató que era una expresión de arrepentimiento y de dolor.

Se fue de ahí rápidamente, tal vez a una velocidad completamente prohibida según las reglas de tránsito.

Soobin sabía que algo así pasaría, pero jamás se imaginó que se lo tomaría tan mal. Se preocupó por su estado de manejar, pero al darse cuenta su auto ya no podía ser visto por sus ojos en la oscuridad del lugar.

Volvió a su casa, simplemente para recoger los papeles que había imprimido para mostrarle las pruebas de lo que estaba diciendo. Se había encargado ya de eliminarlos de su computadora y de cualquier almacenamiento que tuviera. Ahora debía deshacerse de lo que había sacado.

Caminó durante treinta minutos para encontrarse con la tienda a la que siempre solía ir. Pidió permiso para poder quemar sus papeles en un bote que era de su propiedad, donde los pobres solían prenderle fuego con basura para pasar la noche y calentarse. Le concedieron el permiso, y entonces aventó todo ahí, le prendió fuego y poco a poco se fue consumiendo. Soobin veía eso con una sonrisa, por fin se había librado. Era libre de cualquier cosa, ya sé lo había dicho a Beomgyu, ya no tenía porqué estar lidiando con ese pensamiento.

Posiblemente él ya no quería que le hablara, así que sintió un poco de tristeza al darse cuenta que esa había sido la última vez que se verían.

Al ver que ya no había rastro de esos papeles, se fue aliviado a su casa.

A mitad del camino, a mitad de la carretera, pudo apreciar una gran luz que se dirigía a él.

No quiso moverse.
















𝐎 𝐔 𝐓 𝐒 𝐈 𝐃 𝐄 ; S.B & B.G;  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora